Adelante, suban a Mí mientras van pensando en llegar hasta Mí. O simplemente, permítanme que les atraiga hacia Mí en una polea hecha de Mi amor. De cualquier manera, ustedes ya se encuentran en Mis brazos; yo les retuve cercanos a mi corazón antes de que el tiempo fuera imaginado. Ustedes fueron y son, Mis hijos Universales. Mi corazón estaba y está lleno de ustedes. Amados, existe tanto esplendor en Mi corazón, y en los suyos también; si tan solo lo supieran. Mi corazón brinca a causa del júbilo que me provocan ustedes; y ustedes nacieron como un pensamiento, y fueron enviados a la Tierra para que la llenaran de amor. Fueron enviados a explorar y a revelar a Dios en la Tierra; El cual es el Mismo Dios de los Cielos.

Es fácil para ustedes decir que vienen de Dios, que son un hijo de Dios; y sin embargo, ustedes lo niegan con sus cabezas. Ustedes se encuentran enganchados en el clavo de su individualismo humano, como si eso fuese algo de lo que sentirse avergonzado o apenado. De acuerdo, ustedes consideran a sus características humanas como algo de lo que sentirse avergonzados. ¿No lo entenderán como una bendición especial? Amados, ¿No son acaso sus particularidades humanas dulces también? ¿No son también divinas? No es fácil imaginárseles sin sus características humanas, ¿verdad? No lo nieguen. Si no estuviesen en el cuerpo humano, no tendrían las oportunidades que tienen en la actualidad. Ahora pueden hacer elecciones; esa es la bendición de estar en un cuerpo humano. Pueden disentir, pueden divulgar, pueden ser héroes, pueden elegir. Ustedes ven más de un camino a seguir; tienen decisiones. Los ángeles, que siempre llegan de lo Más Alto, no ven más que una alternativa; mientras que ustedes nadan en un mar de ellas. Aun así, incluso aunque ustedes puedan elegir el dolor, ustedes vuelven a regresar al gozo de nuevo. Inevitablemente, ustedes abrirán la puerta en la que pone Cielo.

Ustedes tienen un papel en la Tierra, y lo hacen bien. Ustedes no se inclinan hacia la tierra; ustedes se levantan en ella. La tierra es el trampolín sobre el que ustedes brincan, pero no es su lugar de partida. Yo soy su lugar de partida; yo soy su trampolín. Ustedes cobraron vida de repente, con Nuestra mutua aprobación; y ahora, se encuentran en territorio ajeno. Yo dependo de ustedes para que vuelvan a restablecer al mundo al legítimo lugar que le corresponde, y cuyo nombre es, Cielo.

Lo verdaderamente increíble es que ustedes no se han desviado del Cielo; es una Enorme ilusión que ustedes se figuran. Parece como si hubiesen abandonado el Cielo; como si tan solo fuesen humanos, como si estuviesen desparramados en una tierra lejana, cuando en todo momento no hay distancia alguna desde aquí al Cielo, y no hay ninguna otra tierra. El Cielo es lo que hay, amados; no hay distancia alguna desde donde Yo estoy; excepto en la fantasía a la que ustedes dan forma. Estoy más cerca de ustedes que la nariz en sus caras, estoy mas cerca que sus ojos. Nuestros corazones comparten un latido común. ¿Acaso no saben que compartimos el ritmo del Cielo?; un espacio sin espacio donde todos los corazones se sostienen. Se puede decir que son renovados en el Cielo todos los días, y todas las noches; sin embargo, ustedes no necesitan renovarse, solo precisan de un pequeño empujoncito de persuasión para despertar; un pequeño destello de reconocimiento; una espiral de concienciación.

Limítense a reparar en sí mismos; no para validarse por lo que ustedes ya son, sino para atisbar su Unicidad y reírse a carcajadas de la broma que ustedes han perpetuado sobre si mismos. Ustedes se rindieron ante la idea de que podrían estar en cualquier parte menos en el Cielo; incluso imaginaron un calabozo para los Seres Terrenales, y le confirieron un nombre nefasto. Es como si ustedes pudiesen hacer cualquier cosa menos subir hasta el cielo. Imagínenselo amados; imagínense elevarse hacia el cielo, imagínenlo ahora mismo y asciendan en estos momentos. Solo queda su aceptación de que son un ser celestial, de que el Cielo es su morada, y de que ustedes nunca jamás, ni por un momento de pensamiento fortuito lo han desertado.

No hay ningún otro lugar en el que yo pueda estar que no sea el Cielo, y ustedes están aquí junto a Mí, sanos y salvos; como siempre. Despierten de este sueño, dense cuenta. Percátense de ello.