Ustedes comprenden que el conocimiento no llega en palabras. La información puede llegar en palabras, pero el conocimiento es algo distinto. El conocimiento se despierta en su interior. Proviene desde su interior, o son simplemente palabras y no conocimiento. Cualquiera puede leer una línea de palabras. Todas las palabras pueden ser repetidas. Cualquiera puede decir cualquier cosa, y fre-cuentemente con gran placer. Eso no quiere decir necesariamente que las palabras provengan del corazón del que las pronuncia. Simplemente pueden ser de la boca del que las pronuncia, simple-mente otra grabación que se emite de nuevo.

El conocimiento que vive en su interior no puede ser manifestado con palabras. Por más que lo intenten, las palabras no pueden capturar el amor y la sabiduría que se encargan de usted. Algunas veces el amor y la sabiduría (conocimiento verdadero) los toman por sorpresa, y ustedes se elevan. El verdadero conocimiento es algo que siempre han conocido pero sin embargo puede ser que no lo hayan reconocido. Cuando ustedes consiguen una introspección, ustedes se reúnen con su propia sabiduría. La sabiduría no puede ser de alguien más. La sabiduría no es un anuncio para ser leído en voz alta. Es un reconocimiento interno. El Conocimiento se reconoce a sí mismo. Entonces ustedes se convierten en un Conocedor.

En un sentido se puede decir que el conocimiento es recordado. Si es así, el recuerdo llega desde lo profundo de su ADN. La memorización tiene su valor, pero no es lo mismo que el conocimiento. Su mente no puede retener todo lo que ustedes le han enchufado. Sin embargo, su corazón, contiene a todo de lo que ustedes se pueden servir.

Alguien que nunca ha leído un libro puede estar más familiarizado con el amor y la sabiduría que alguien que ha leído miles. Yo lo digo una y otra vez: El conocimiento no llega desde su exterior. Llega desde su interior. Ese es el único lugar del cual puede llegar. El obtener una calificación de A en cuanto a todos los trabajos de los filósofos no quiere decir que ustedes tengan la sabiduría de los filósofos. Ustedes han ganado los pensamientos de otras personas, vieron atisbos de grandeza, han sido conmovidos por palabras y, por su lectura, bendito sea, han llegado a reclamar la dirección en la cual quieren ir. Pero el tramar el mapa no es lo mismo que llegar allí. Quizás incluso pueden seguir al mapa en forma tan rigurosa que se olvidan el porqué establecieron la dirección.

No estoy diciendo que dejen de leer grandes obras. Simplemente sepan que, incluso si las respuestas se hallan allí, esto no quiere decir que ustedes las han conseguido. Puede significar que ustedes lo único que tienen son las palabras.

Brindan respecto a la gran sabiduría en los libros, pero reclamen solamente la sabiduría que es suya. Si ustedes perciben que demasiadas veces están diciendo que alguien dijo esto, y alguien dijo aquello, pregúntense a si mismos ¿dónde se encuentran ustedes en la ecuación? El citar tiene su mérito. El hablar desde su propio corazón lo tiene más. Es mejor que pronuncien su propio conocimiento confuso que llevar la corona de alguien más.

Algunas veces cuando leen mucho, no siempre, pero algunas veces, su mente se pone atestada, y ustedes piensan que saben todo. Ciertamente han leído una gran cantidad. Han acumulado grandes pensamientos de muchos lugares grandes. Algunas veces su hermosa mente se ha superpoblado con el conocimiento de alguien otro, dejando escaso lugar para el crecimiento propio. En ese sentido, estén con la mente vacía. Comiencen desde un buen lugar de no saber.

Amados, hagan que crezca su propia cosecha de conocimiento. No coman tanto de los platos de los demás. Para que un descubrimiento sea un descubrimiento, ustedes mismos lo tienen que hacer.

La visión de afuera no es lo mismo que la introspección. Sean sus propios maestros. Utilícenme. Yo estoy dentro suyo. Yo estoy disponible. Encuentren el gran amor y la sabiduría que se halla en su corazón. Todo lo externo es un respaldo. El original es suyo. No importando cómo les aparezca a ustedes, ustedes tienen un gran conocimiento dentro suyo, y así lo tiene cada uno. Nadie posee un conocimiento mayor al suyo.