Amen a los animales, los cuales están sumamente a su merced. Nunca más piensen en términos de superior o inferior. No piensen más en términos de maestro o sirviente. Sirvan. Permitan que todos se sirvan mutuamente. Cierto es que aquel que es servido también beneficia al que sirve; pero no se asignen papeles a ustedes mismos, ni se hagan etiquetas a si mismos, ni a ningún otro. Piensen solamente en términos de amor. Cualesquiera que sean los títulos que tengan por el momento, sean su propio lavavajillas o CEO (Consejero Delegado); ustedes están destinados a ser amigos y amantes del universo y de todo lo que deambula por ahí.

Traten a los demás… es la regla de la vida. No es un dicho bonito el cual intentar lograr. Es tal cual es. Cada uno son ustedes mismos, y no existe ningún otro. Como tratan a otros es como se tratan a si mismos. Trátense bien, amados; aprendan como hacerlo. Aprendan como conferir amabilidad, una forma de amor, ya que amor y la amabilidad son los únicos servicios que ustedes pueden dar sin importar que acto llevan a cabo. Si ustedes cogen basura de la calle, recójanla para aquellos que la han ensuciado y también para aquellos que no lo hacen. No menosprecien a nadie en sus mentes. Si son guardas de prisiones, cuales quiera que sean sus tareas llévenlas a cabo con amor desde sus corazones, y el amor será rememorado. Si son prisioneros, encuentren un lugar en sus corazones para el amor. ¿No es acaso el guarda también un prisionero?

El amor no es cobardía, amados, ni tampoco lo es una sombra. Realicen actos, y den amor mientras los hacen. Incluso amen el equipo que utilizan. No le den un puntapié a una radio para que se doblegue. No maldigan a sus computadoras. Trátenlas con amabilidad y paciencia, y eso es amor.

Ya estén frente a una audiencia o apartados y con la sola compañía de alguien que no puede hablar, ya sea un niño, un animal, o alguien en estado de coma, ustedes han de sacar lo mejor de ustedes y conferir amor y amabilidad abundantes. Acuérdense de Mi, amados. Acuérdense de Mi, no por puro miedo, sino acuérdense de Mí como Aquel al que están haciendo un servicio.

¿Ven como no importa realmente lo que tienen que hacer, y cuanto importa que lo hagan y que lo hagan con gentileza? Sean agradables con todo el mundo. A menos que entreguen amor y amabilidad, ustedes se están aprovechando; están siendo tacaños con el amor. En vez de reticencia, den alegría. Ustedes han de dar ventaja, amados. Yo estoy tentado a decirles que den con gentileza o que no den nada. Si no pueden ser agradables cuando estén solos o en público, es mejor que se abstengan por completo de hacerlo.

Si no pueden hablar con amabilidad, sería mejor que no hablasen en absoluto.

Si ustedes no pueden conducir sus coches afablemente, es mejor que no conduzcan.

Consideren que lo que quiera que sea que estén haciendo, ustedes están manteniendo una puerta abierta para alguien. El no sujetar una puerta para que alguien pase, está permitiendo que se les cierre al entrar.

Tengan el dinero que tengan, gástenselo con gracia. No se quejen de los precios. Compren lo que necesiten y alégrense de que tienen dinero que gastar. ¿Aciertan a comprender lo que les digo hoy?