¿Qué es la preocupación, sino un hábito sin utilidad alguna para ustedes? La preocupación es como tener una onda permanente en su ya rizado cabello cuando les acaban de hacer una permanente la semana anterior; es friccionar sus manos vigorosamente; como si la preocupación fuese una piedra mágica, que al frotarla lo suficiente, impediría que las preocupaciones auto-impuestas se hiciesen realidad.

La preocupación no les sirve en sus andares terrenos; les pone tensos, mina sus energías. ¿Deben llamarla para que venga en su ayuda cuando jamás lo hizo antes? La preocupación se pone guapa y rellenita cuando no está en su presencia.

Por su puesto, ustedes saben ya que no existe lógica en la preocupación; no pueden justificarla, amados, no importa que excusa tengan… La preocupación está gritando antes de que la impacten, está interpretando un guión repetitivo en sus cabezas; tiene angustia de antemano. Ustedes han tenido suficiente preocupaciones para durarles toda una vida. Si la preocupación es un precio que desean pagar, ustedes lo han pagado; ahora pueden finalizar con ello.

¿Qué alcanzan a sustituir por preocupación? ¿Podría sugerirles que la gratitud se convirtiese en su actitud? Cada vez que comiencen a morderse las uñas por algo, dirijan su atención al otro lado de la moneda; en su lugar; digamos que sus computadoras les están dando problemas, y en sus mentes ustedes se sentirían perdidos sin ellas. Entonces, comiencen ahora a apreciar sus computadoras como nunca lo habían hecho; miren el servicio tan fiel que les han dado, y ello sin un montón de agradecido reconocimiento por su parte. Fíjense en todas esas veces que arrancaron y que intentaron cumplir con ustedes y obedecer sus dictámenes una y otra vez; eran bondadosas para con ustedes, incluso cuando ustedes seguían cambiando de opinión. Corregirían sus errores gramaticales, pero nunca los comentaron a sus espaldas; ellas han sido unos buenos cachorros que les ha ido siguiendo lo mejor que pueden.

Cuando llega un día en el que sus ordenadores tienen indigestión; no se indignen, piquen, o anden preocupados. Denle una palmadita a sus computadoras, y díganles que geniales son y que desean que se pongan bien nuevamente dentro de poco.

Muchas de sus preocupaciones conciernen a objetos mecánicos como un coche; al igual que con asuntos financieros, y como hacer para pagar las facturas; y también que esta ocurriendo con la economía y con que quedarían bien los zapatos adecuados para ponerse. Ustedes también pueden acabar preocupándose constantemente por su salud; como si hubiese una pócima con curación segura. Ustedes se preocupan por todas las enfermedades que no tienen; todas las probables, y aquellas que no han sido inventadas aún. Ustedes se preocupan del estado de los asuntos en el mundo; todo el tiempo ustedes están preocupados, como si la preocupación fuese un modo de vida, cuando podrían estar disfrutando de otros pensamientos. ¿La preocupación es una queja, no? Intenten hacer lo opuesto a preocuparse; yo creo que es gratitud, en cualquier caso, gratitud es la cura.

Inténtenlo hoy; utilícenlo como técnica entonces. ¿El tráfico es malo? ¿Están preocupados de llegar a algún sitio a tiempo? Agradézcanle a Dios que todos los coches cooperen, y que los carriles estén seguros; agradézcanle que se esté disminuyendo la velocidad. Denle gracias a Dios de que son capaces de estar en la autopista conduciendo sus coches; agradézcanle que si llegan tarde a su cita, no serán tiroteados. Y, la próxima vez, saldrán más temprano. Siéntanse agradecidos por tener la libertad de tomar decisiones como salir antes, y no preocuparse. Estén agradecidos, amados.