Todavía crees en la muerte. Recuerdas las fechas y la hora en que los seres queridos abandonaron la Tierra, aún creyendo que te dejaron. No lo hicieron. Se fueron a un Palacio lleno de amor. ¿Por qué señalar con tristeza la ocasión de su reingreso natural en el Cielo? ¿Por qué desearles que regresen a tu alcance físico? Terminaron su trabajo en el globo terrestre, se lavaron las manos, digamos, y caminaron hacia Mi corazón con un haz de luz tan brillante que sólo pueden hacerlo brillar sobre ti. Tienes buenos amigos en el Cielo.

Ellos también ven a tu vida desde una nueva luz. Ven mucho más, y su reconocimiento del amor es mucho mayor. De hecho, toda su conciencia está ahora en el amor. En realidad, ellos son la conciencia del amor mismo, el cual siempre fueron, pero eso fue desconocido para ellos mismos y probablemente para ti también.

Terminaron son su misión en la Tierra. Su encarnación en la Tierra fue un interludio breve. Simplemente pusieron su pie en la Tierra por un segundo mientras mantenían su vida en el Cielo. Exactamente del mismo modo en que tú saldrías de tu casa por un momento para ver cómo está afuera. No significa que hayas dejado la casa. Sólo saliste afuera por un segundo para dar un vistazo. Nunca dejaron el Cielo, ni tampoco lo has hecho tú en tu conciencia.

Todos los que están o estuvieron en la Tierra han salido de sus cuerpos y han vuelto al Cielo por tiempo completo. Visitaron la Tierra, queriendo ver cómo lucían las estrellas desde otro punto de punta. Querían ver al sol desde afuera de él aparentemente. Sentir la luz de la luna refractada en sus ojos. Saber cómo se sienten los distintos sentidos. Ver lo que es tener dedos en los pies y en las manos. Del mismo modo en que a ti te gustaría volar, ellos quisieron saber cómo se sentía caminar.

Querían saber cómo se sentía la Tierra, lo que era una acera, lo que era cultivar comida y consumirla, tomar una fruta de un arbusto, lo que era entrar en el mercado masivo del mundo. Sabían que no estaban dejando el Cielo, sólo estaban pisando la Tierra por un momento breve.

Querían saber cómo se sentía vestir un cuerpo. Todo esto, por supuesto, era sólo un pensamiento pasajero- no era su ambición principal. Del mismo modo en que los pingüinos podrían pararse en línea y bucear uno a la vez, todos pensaron que era su turno para bucear y que también lo harían.

Una vez en la Tierra, se olvidaron de lo perfectamente coordinados que estaban. Vieron la mezcolanza. Vieron la absurdez. Y entraron exactamente al medio de ella, del mismo modo en que tú lo haces en el punto breve de eternidad que parece extenderse por tanto tiempo.

Antes de aterrizar en la Tierra, sabían que existían para siempre. Sabían que sus cuerpos no durarían para siempre. Nunca pensaron que deberían hacerlo. Era un mero alquiler por un verano o dos. Y cuando partieron, todas las emociones y las angustias también partieron, más bien desaparecieron –¡zas!- ¿pues adónde podrían existir la emoción y otros asuntos mundanos en la eternidad? De hecho, todo lo que llamas problema en el presente se había ido sin siquiera un chasquido de los dedos. Es como si nunca hubiera existido. Nunca había existido. Sólo había sido percibido por las mentes inquietas.

Mientras se desplegaban de nuevo en el Cielo, muchos se dieron cuenta de que habían dormido todo el tiempo que duró su vida terrenal, o pueden haber dormido por todo el sentido o sinsentido que sacaron de ella. Ahora, en el Cielo, sacuden las cabezas y se preguntan qué los poseía mientras estaban en la Tierra. ¿De dónde provenían las peleas cuando sólo hay amor y nada más? ¿Cuál fue el problema con todo en la Tierra? ¿Y por qué hay duelo cuando no hay muerte?