Please read the Guidelines that have been chosen to keep this forum soaring high!

Heavenletter #5197 Aprender es Inevitable

Dios dijo:

Cuando juzgas, condenas. En resumidas cuentas, es así. Juzgar es exclusivo. Al juzgar, excluyes a alguien o incluso a un grupo entero de tus buenas gracias. En cualquier grado, condenas a otros a ser excluidos de tu corazón. Les dejas a un lado y los sacas de tu buen corazón. Oponiéndote a sus acciones, los erradicarías. Te opones a su existencia y decides removerlos de tu vista, y, por tanto, en tu mente, ya no existen.

Esto es lo que Yo quiero decir cuando Yo digo que las fallas que ves en otros son una proyección de tus propios pensamientos. Si tú no puedes ver tu proyección aquí, vamos a verlo de otra manera.

Como sea que ves a otro, te pones a ti mismo a su lado. Te modelas a ti mismo como él.

Resientes a un asesino, por ejemplo, y te consideras sagrado para hacerlo. Luego, en un nivel más sutil, erradicas al asesino. Lo descartas. Él no es digno de ti. A él, que le quitó la vida a otro, ahora lo emulas. Has encontrado culpable al asesino y lo alejaste de tu mente. Has llevado a cabo una especie más oculta de retribución, sin embargo es retribución. Le has condenado a muerte fuera de tu vista. Lo pones en la cárcel. Lo pones en una pequeña celda fuera de la vista y haces que él se quede allí. Lo excluyes de la vida en el mundo tanto como puedas. Lo has puesto lejos de tu conciencia. No quieres recordarte de él.

Tal vez en el asesinato que la persona cometió, él estaba exigiendo retribución. Y ahora tú has actuado de acuerdo a tu propio sentido de retribución.

Ciertamente parece que las fallas que encuentras en otros tocan una cuerda dentro de ti. Todo lo que es intolerable para ti en otra persona es intolerable dentro de ti, por ende te gusta remover al delincuente fuera de tu camino y conciencia. No quieres volver a verlo nunca más, y nunca quieres oír hablar de él de nuevo. No vas a aguantarlo, y por eso pones límites a su alrededor para no tener que mirarlo a él ni a su delito. Tú no quieres recordar tus propias faltas.

Hay una razón por la cual Yo llamo cada uno de ustedes Mi hijo. Yo no llamo a cada uno de ustedes Mi adulto. Ustedes son Mis hijos, y los niños crecen, y estás creciendo. Estás creciendo en la comprensión. Es mucho lo que los niños probablemente no pueden saber. Tú aceptas esto. Si vieras a todos en la Tierra como niños, probablemente juzgaras menos y los recibieras a todos en tu corazón.

Tú no quitas a un niño de su corazón porque se le cayó una taza y se rompió, o porque estaba enojado, o porque dijo una mentira. ¿Por qué iba a admitir un niño que rompió la taza, incluso si le pillaste in fraganti, cuando piensa que te enfadarás con él?. Él no quiere ser una víctima.

Un niño está tratando de patinar por la vida al igual que la mayoría de los otros. Él no quiere que sea verdad que rompió la taza, y él desea salir libre y que no lo regañen. Tú eres más comprensivo con los niños que con los adultos. No ves a un niño como un criminal. Tiendes a abrazar a los niños con más facilidad que a los adultos. ¡Qué rápido condenas a los adultos, los conozcas cara a cara o no!

Por otro lado, Yo sé que dentro de cada uno de Mis hijos mayores, sigues siendo un niño. No siempre sabes qué hacer y, cuando lo sabes, no siempre lo haces.

Es más fácil aceptar a los niños como son que aceptar a los adultos como son. Tú aceptas que los niños no saben más que hacer lo que hacen. Si supieran mejor, ellos no lo harían. Les veo como niños inocentes que están aquí para aprender y crecer. No condeno a Mis hijos. No condeno para nada. Sé que todo el mundo está aprendiendo. Una vez que ves desde un ángulo diferente, habrás aprendido. El aprendizaje es inevitable. Todos son alumnos. Algunos aprenden con más facilidad que otros.

No condenas a los niños por las carencias que ves. Son niños. Tú no tomas sus errores como perpetuados sobre ti de alguna manera. No los excluyes de tu corazón. Mantienes a los niños cerca de tu corazón. Lo peor que un niño puede ser es ser travieso.

A medida que continúas creciendo, extenderás de forma natural la aceptación de tus hermanos y hermanas. Esto no quiere decir que se acepta todo. Esto no te hace indulgente o tonto. Simplemente te permite ver más amablemente y ser el amor que resulta ser la Verdad de ti que ocupa el primer lugar de todos modos.