CARTA # 2312 – LA GRAN HILANDERA - Marzo 25, 2007

DIOS Dijo:

Esta es la primavera de tu vida. Cualquier etapa de la vida relativa en la que te encuentres, es tu primavera. Es la época en la cual floreces. Y ¿por qué no, Amados? ¿Por qué no?

Es también el verano de tu vida cuando cosechas todo lo que has sembrado - cultivos perennes, cultivos anuales y árboles centenarios -. En el verano de tu vida, eres poseedor de un gran cultivo. Recoges la cosecha. Todo está florecido. Tienes bastante para obsequiar. Hay suficiente calabacín para todos. Yo bendigo esta Tierra y te bendigo a ti.

¿Y qué son el otoño y el invierno sino reavivamiento? Son las olas que toman impulso y se preparan a saltar sobre el agua que se aproxima. Es como tirar del arco. En realidad, es una sola estación que se regenera por sí misma. Lo que parece interminable está siempre retoñando. Es una rueca renovadora. Es un molino que convierte las espigas de trigo en harina y el agua en espuma.

¿Con qué firmeza sostienes tus pasos al compás de las estaciones? ¿Qué tan firme mantienes tu pisada sobre esta esfera cíclica? ¿Qué tan adaptable eres a los giros de la Tierra? Tu vida relativa es un ritmo que bailas sobre la superficie terrestre. ¿Puedes cogerle el paso? La Tierra y tú están bailando, dan vueltas al son de la música. Levantas tus pies y taconeas cada vez más alto. El piso bajo tus pies se convierte en un trampolín por el cual te vas deslizando.

Durante este experimento de vida relativa, el mundo gira y tú te transformas y mientras tratas de acomodarte a la nueva estación, procuras imponerte. Tratarías de controlar el mundo si pudieses. Lo mantendrías en verano durante todo el año si estuviese en tus manos. Y por ser verano, mantendrías a distancia todo lo que te traen los vientos del verano.

Pondrías a girar el mundo más rápido en ciertas ocasiones y, en otras, quizás, lo detendrías. Cualquiera sea el estruendo de la rueda, permaneces profundamente enraizado en el centro del plano terrestre interno. Lo interno deviene externo y esa es la historia de tu vida en la Tierra.

Tu corazón nunca ha dejado el Cielo. Siempre ha estado aquí donde Yo resido y éste es el Cielo. Dondequiera sientas mi presencia, te encuentras en el Cielo. El Cielo nos acompaña en nuestros viajes imaginarios. Tu corazón, incluso estando en el abismo, sigue vivo y seguro en el éter de la Eternidad llamado Cielo.

El mundo gira bajo tus pies, y tú se lo permites. Te hace girar y lo haces girar. Es una cabriola. Tú eres el personaje de una novela. Eres el héroe y eres heroico. Eres un ágil bailarín. Eres un bailarín zapateador. Taconeas sobre la superficie y tu corazón reboza de gozo. Abraza el gozo con todo tu poder. Permítele fluir al ritmo del latido de tu corazón y de tu zapateo. Baila a Mi ritmo.

Irradia tu vida al universo. Permite que el gozo de tu vida y el gozo del universo sean escuchados. Tú te regocijas cuando tu corazón lo hace. Eres un gozoso bailarín, arrojado en gozo y arrebatado en gozo. Eres una fábrica de dulces de gozo. Incluso cuando piensas que estás alejado del gozo, estás embebido en él. ¿Empezarías a reconocer ahora el gozo en el que vives?

Algunas veces tu corazón es como hierba cubierta de hojas. La hierba está allí, ligeramente cubierta por hojas que caen de los altos árboles. Incluso las hojas que cubren la hierba te nutren. Tú puedes rozar las hojas y ver que la verde hierba continúa creciendo. Esto es reavivamiento. La vida es revivifación.

Traducido por: Gloria Helena Restrepo C.
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