Dios dijo:

Quieres que un nuevo capítulo en tu vida se te aproxime y sin embargo puede que tiembles ante el pensamiento de que los nuevos mazos de cartas en la vida puedan sacudirte y ser demasiado para ti. Quieres libertad en la vida, y sin embargo tiemblas. ¿Es esta a veces la situación en la que te encuentras?

No albergo las preocupaciones que tu albergas. Por supuesto, Yo tengo amor para ti y no preocupaciones.

Amado, Amado, recuéstate un momento y espera con ansias tu vida mientras se mueve hacia ti. ¿Por qué no, Mi Amado?

Bueno, la vida llegará independientemente del estado en que pueda estar. La vida te llega del modo en que llega. En cualquier caso, sé un amigo de la vida. Obtén un buen presentimiento sobre tu amiga llamada Vida y sus próximas visitas. Oye, saluda a la vida. Espera con alegría las visitas de la vida hoy y mañana. La manera en que anticipas el viaje de la vida hace una diferencia. La forma en que preparas la mesa para los invitados antes de que lleguen marca una diferencia.

Te digo: Ponte un sombrero nuevo. Yo digo que saludes a la vida como a una amiga. Ciertamente, lleva la idea de que un gran amigo viene a visitarte.

Amado, entusiásmate por entretener a la vida cuando llegue a tu puerta. Dale la bienvenida a la vida. Muestra tu rostro sonriente hacia la vida.

¿Qué podrías ganar al saludar a la vida con el ceño fruncido? Estás aprendiendo a saludar a la vida con un apretón de manos.

Si en su próxima visita a ti, la vida llega cansada y hambrienta y quizás deslucida, aún así debes ser un anfitrión cortés. Recuerda tus modales. No hay debate sobre tu franqueza y cortesía. Pon la mesa para la llegada de la vida.

Aquí está la cosa: la vida siempre llega. Si, desde tu punto de vista, la vida llega tarde o temprano, arrugada o con sus mejores galas, debes ser un anfitrión genial. Si tu invitado llega en harapos, de todos modos, bríndale una taza de té a la vida. Así como haces lo mejor que puedes, la vida también está haciendo lo mejor que puede. Pon tu brazo alrededor de la vida y anímala. La vida no es una calle de una vía.

Quieres que la vida te de la bienvenida. Dale una oportunidad a la vida. Una primera impresión no es por lo general toda la historia. Ten la seguridad de que lo que la vida te puede dar está de acuerdo con el plan. Cuando la vida te entregue un paquete con el que estés emocionado, dale un buen aplauso.

Cuando la vida te da un paquete con el que no estás feliz, dale a la vida una propina de todos modos. Dale a la vida un descanso y no tomes las entregas tan personalmente. La vida tiene la responsabilidad de entregar los paquetes que le han sido asignados para entregar. Ya lo sabes. La vida no elige romper tu corazón. Desahógate llorando y abrázate a ti mismo y reconoce a la vida misma que mañana es otro día. No es el diseño de la vida construir o romper tu corazón. La vida hubiera estado perfectamente feliz de entregarte un magnífico ramo de flores de primavera si tan sólo pudiera.

Haz espacio en tu corazón hoy para alegrarte porque los ramos de premio con los que la vida pudo haberte bendecido hoy bendijo a alguien más hoy. Se, como se dice, un buen deportista.

Tus lágrimas se secarán y volverás a hacerte amigo de la vida. No estás obligado a saltar de alegría. Tu corazón no tiene que poner sus brazos alrededor de cada entrega. No eres indiferente a la vida. La vida, tal como se revela, te importa profundamente, y tú continuas adelante, y no le sacas vida a la vida misma.

Amado, no eres un pretendiente al trono. Tú eres el verdadero príncipe o princesa, y continuas como un príncipe o princesa verdaderamente hermoso.

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