Dios dijo;

La devoción es una realidad. La devoción ciertamente no es algo que dejas en el borde del camino. Puede que te preguntes dónde está, esta devoción que se supone que tienes, que, hasta ahora, no desciende ni surge en tu Corazón. No te opones a tenerla. ¿Cuándo es tu turno? ¿Cuándo despertará la devoción que quizás está enterrada dentro de ti?

Puedes haber percibido que tu amor a Dios debe florecer dentro de ti de alguna manera en alguna parte, que esa Alta Devoción agarrará tu muñeca y te hará girar muy alto. ¿Cuánto tiempo puede este Llamado de Devoción eludirte? ¿Qué puede ser lo que mantiene la devoción justo fuera de tu vista? ¿Has sido pasado por alto? Tal vez la devoción no sea tu tema de interés esta vez. Tal vez debas dejarla ir.

Amados, en términos de una Gran Devoción, incluso una devoción a gran escala con mayúsculas, vendrá a ustedes. Mira, allí estará como un jacinto en tu jardín, un día temprano en primavera, un bulbo enterrado en la tierra, como si por sí mismo, brotará para decir: "¡Aquí estoy!" Como la primavera, la Devoción surgirá, y es tuya. No tienes que regar un jacinto.

Cuando se trata de la Floración de la Devoción, no tienes que hacer una campaña en la que necesitas hacer algo. La devoción no es algo que produces. No tienes que elaborarla. La devoción es una bendición natural que surge de su propia voluntad, y puedes encontrar que no tienes más remedio que mantener tu ojo en el gorrión. La devoción surge para que puedas familiarizarte con lo que ya está devotamente presente dentro de ti. La Devoción no necesita una especialidad, pero la Devoción puede llegar a ser una especialidad.

Ya sabes cómo es la Vida. Tu ojo se ha posado en muchos lugares de riego. Nada tiene que ser forzado a crecer. Animado, seguro, pero no ordenado.

Para empezar, ya tienes experiencia con la devoción. Ha sido detectada en tu corazón. Cuando eres bendecido con un bebé, conoces la devoción que explota desde dentro de ti. Esto no requiere urgencia. Mi Devoción dentro de ti no será atrapada tomando una siesta. Algo tocará tu corazón. No eres ajeno a la devoción. Yo tampoco. Déjamela a Mi.

Cuando la Devoción hacia Mi toca a tu puerta, responde, pero responder a la Puerta no significa que debas alterar tu vida. Déjame cuidar de tu Devoción. No tienes que hacer una gran tarea de la Devoción que mueve tu Corazón. Hey, simplemente sigue tu corazón donde te lleva. Estoy seguro en tu corazón.

Yo soy el Seductor de la Devoción. ¡Soy en todo el Hacedor! Podrías oír un golpe en tu puerta. Puede ser un golpe ligero. Abrirás la puerta, y aquí ESTOY. Qué Alegría vamos a compartir. Será fácil. Nada difícil aquí. Verdaderamente, me escucharás llamando. Nadie se pierde. Nadie.

No hay ningún esfuerzo en absoluto. Mi llegada puede ser como un temporizador que se dispara. Es posible que hayas olvidado que has programado el temporizador. Puedes encontrar que abres la puerta de tu corazón a Mí sin haber oído Mi golpe. Estamos encantados de ver los aparentes Uno y Otro. Ni siquiera estás asombrado. Sabes, te sientes bien. Tendrás tu turno. No habrá necesidad de esperar. Ni siquiera una apertura realmente, sólo una Magnífica Unidad.

Queridos, no hay necesidad de caminar por ahí esperando una Gran Señal venida del cielo. El proceso de Mi llegada rara vez aparece como un Gran Destello Relampagueante. Por lo general, la Vida aparece poco a poco y tú despiertas a ella. Te despiertas a la Vida al mismo tiempo que la tomas a tu propio ritmo. Por lo general, la Vida te toma de la mano y te conduce suavemente. A menudo puede suceder incluso antes de que te des cuenta de ello.

El hecho es que siempre hemos caminado juntos. Ahora vuelves un poco la cabeza y Me ves, y te preguntas cómo es que no lo habías notado antes.

Tenemos una Gran Conexión, tú y Yo. Podemos contar con ella. Cuándo Nuestra Gran Conexión se iluminará abundantemente, nadie lo sabe. Un día se encenderá. Un día notarás que estás seguro en Mi Corazón, y sentirás que Nuestra Unidad de Unidad se Iluminará.

Tienes un gran Destino ante ti. No te preocupes. Yo Me confio a ti. Confíate a Mí. Hay una danza que es nuestra para bailar. Y bailaremos.

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