Dios dijo:

Al mismo tiempo que tienes deseos y mereces que se cumplan tus deseos, no dependes de que tus deseos se cumplan. Toma nota de esto. Tus deseos no tienen que cumplirse. Está muy bien tener deseos incumplidos. Ciertamente, quieres que tus deseos sean cumplidos, y pones tu hombro por detrás de tus deseos. Al mismo tiempo, todo en tu vida no depende de que tus deseos se cumplan. Esta es una idea que has tenido que ha excedido su tiempo de vida.

En primer lugar, no sabes cuándo se van a cumplir tus deseos.

En segundo lugar, no sabes cuál pueda ser el deseo oculto dentro de tus deseos. Has experimentado cómo querías algo con todo tu corazón, y lo conseguiste y te decepcionó. Has tenido la experiencia de un deseo profundo que no se cumplió sin importar el motivo. Más tarde, en retrospectiva, es posible que veas que el cumplimiento de un deseo en particular no te habría traído la felicidad.

Y, sí, hay deseos sin cumplir que siguen llenando tu corazón, y, si pudieran ser cumplidos de la manera que quieres, estás seguro de que sólo te darán la felicidad completa. Podrías estar en lo cierto. Por otro lado, no importa cuánto pudieras pensar así, la gran felicidad en la que tienes tanta fe podría no llegar.

Una vez más, Yo repito con una voz tan clara como puedo, que no necesitas que todos los grandes o pequeños deseos se cumplan para ser feliz.

La comprensión de que incluso tus más sinceros deseos dignos de mérito no tienen que cumplirse quita cierto peso de tus hombros. El hecho de que algunos de tus grandes deseos no se cumplen, o no se cumplen en tu plazo, no significa que fallaste. Si, por ejemplo, tu negocio en el cual trabajaste duro y le diste todo se fue a pique, esto no significa, de manera absoluta no significa, que fallaste. Mira, empezaste el negocio y le diste todo lo que tenías. No tienes derecho a sacar la conclusión de que fallaste. No te iguales a ti mismo con tu negocio. Le diste una oportunidad. Cualquier persona que nunca haya empezado un negocio no puede ser etiquetado como que falló en él.

Considera esto: Tú eres tú, independientemente de tu negocio. Ya no pienses en ti mismo como un éxito o un fracaso debido a los resultados aparentes de la vida.

El hecho es que, lo que sea que experimentes, inevitablemente te hace crecer.

De todos modos, al final del fracaso puede encontrarse el éxito. Podrías perder hasta la camisa en diez empresas y lograrlo brillantemente en la undécima. Y es posible que tengas muchos más éxitos ante los ojos del mundo o ninguno, sin embargo, esta no es la base sobre la cual establecer tu valor. No busques tu valor fuera de ti. Todo lo externo es temporal de todos modos.

Tu valor no está en disputa. El mundo exterior no está para determinar tu valor, y, desde luego, no debes creerte la evaluación descuidada de nadie, ni siquiera la tuya propia.

Si recibes una E en un examen, reprobaste el examen. No te pongas una camiseta que dice E en ella. No te encasilles a ti mismo de esta manera. Simplemente no te encasilles a ti mismo. No te etiquetes a ti mismo como alguien que recibe una E. Una vez que eres E, no siempre serás E. Yo te sugiero que uses una camiseta que diga PM por Persona Maravillosa y no lo olvides.

Y si consigues una A, en una prueba, sigue adelante y haz un pequeño baile. Es un buen momento. Que puedas tener miles de ellos, y sin embargo, al final del día, las A y las E se desvanecen hacia lo inexistente. Los reportes de calificaciones son desechados Las clasificaciones mundiales no duran, y no importan. No te olvides: Hay un Dios que te ama. Veo más allá de cualquier calificación. Ante Mí, todos son iguales. Lo que Yo digo vale más que cualquier reporte de calificaciones en el mundo entero.