Heavenletter 4416. Un Diamante Resplandeciente
Dios dijo:
Tú eres mi tesoro. Te doy la vuelta en mi mano cada día. Te miro. Te contemplo y digo: “hermoso”. Podrías contestar ¿y esto por amor a qué? ¿Por discutir? Estoy diciendo que eres una bella alma laboriosa. Sí, aspiras a algo más grande. Bien, entonces deberías tenerlo. Continúa buscando. Continúa buscando en dirección a Mí. Sostente en Mí de modo que pueda mirarte cara a cara.
Un día, un día cercano, deberás reconocer la Verdad sobre ti, la verdad de que eres un diamante resplandeciente, que tú eres Mi Diamante Resplandeciente. Cada día Yo te llevo fuera y sostengo hacia el sol, y Yo respiro sobre ti como lo harías sobre los anteojos. Yo tengo un paño de amor con el que te pulo. Yo también te pulo con mis ojos. Y cada día Yo sonrío sobre ti. Cada día Mi bendita mirada cae sobre ti.
Mientras tanto, te agotas. Mientras tanto, estás inconforme con mi Diamante Reluciente que sostengo en mi mano que lleva tu nombre.
Obtengo un gozo inexpresable del así llamado Tú. Obtengo un gozo inexpresable de aquello que tú miras con suficiencia o incluso desdeñas. Señalas algunas pequeñas cosas que encuentras indignas en ti mismo, y las haces grandes. Comienza ahora a adorar lo que Yo adoro. Comienza ahora a valorar lo que Yo valoro. Eres un sencillo ser humano que busca, y eres la Majestad de Mi Corazón. Concede, amado. Concede a Mi amor y sabe que eres Mi amor, y que tú eres Mi gozo, y ¿serás tu también tu propio gozo?
¿Quién eres tú para restar importancia a la maravilla que eres? Tú eres un maravilloso ser humano que afronta el mundo cada día. Te levantas y sales y participas del mundo, del tráfico, en todas las posibilidades. Eres Mi héroe, sí, tú. Enfrentas miles de muertes cada día, y aún te elevas. Ahora, elévate hacia Mí. Sal fuera de los lamentos y hállate a ti mismo en tu propio corazón. Bendícete y bendice todas las almas con las que cohabitas. Bendice tu propio coraje. Bendice tu propio ser. Esto es lo que significa ser fiel a ti mismo. Date a ti mismo la mano. Levántate a ti mismo hacia Mi y mírame a los ojos y conoce quien eres. Elévate más alto simplemente al reflejándote en Mi. Nuestra visión se vuelve una sola. ¿Quién mira a quién, amado? Mira al espejo de ti mismo, tu Verdadero Ser, el cual el mundo puede actualmente no ver. Pero Yo veo, y tú puedes ver, y así Nosotros somos vistos, y así Nosotros somos amados y Nosotros amamos. No hay nada a ello.
Mantenme delante de ti como un diamante al que examinas y así ves el mundo. Tú eres Mi Diamante Resplandeciente el cual Yo estudio y examino. Mira a través de mis ojos y cuan feliz serás. Cuán feliz me harás. Cuán feliz Yo soy de tenerte en Mi corazón y, y cuán feliz Yo soy de estar en tu corazón. Cuán feliz Somos de estar el Uno con el Otro. Cuán felices Somos. Cuán felices Nosotros podemos ser a medida que fomentamos el amor del que estás hecho y en el que sólo necesitas estar. Esta es Mi Verdad que Yo Proclamo.
Traducido por Jhrendon

