Acercando la Tierra más al Cielo
10 de Junio, 2011

El CIELO está aquí para alcanzar a cada alma en la Tierra con el propósito de despertar:
* Nuestra conexión con Dios*
* Nuestra confianza en nosotros mismos *
* Nuestro conocimiento de ser merecedores por igual ante los ojos de Dios.*
* Paz en la Tierra*
Dios siempre nos está acercando a Él.

Dios dijo:
Si con frecuencia se encuentran personas con lepra, pueden decirse a sí mismos: “¿Qué he hecho para atraer esto?” Es posible que lo tomen como algo personal, como una responsabilidad, como karma y así sucesivamente, o es posible que no lo tomen como una responsabilidad en absoluto, pero les moleste sobremanera que las personas con lepra parezcan gravitar hacia ustedes. Ustedes lo ven como si se les estuviera haciendo pasar un mal rato.

Así que, ahora, he aquí la diferencia entre ustedes y el Más Grande, quien ayudó a sanar. El no dijo ni pensó nada de lo anterior. Su pensamiento fue: “¿Qué puedo hacer para servirte?”

El no pensaba en sí mismo. Eso significa que él no se preguntó cómo es que pudo haber atraído hacia él a personas con esa enfermedad ni los juzgó por tener un padecimiento que los hizo unos marginados en el mundo ordinario en el cual vivían, tampoco le ofendió el que ellos decidieran acercársele. Su pensamiento inmediato fue servir a su Padre Celestial a través de las necesidades de los que estaban ante él. El sirvió y, sin embargo, no cargó con las dificultades de los demás.

Aplico lo antes expuesto a modo de ejemplo.

Ahora bien, digamos que varias veces ustedes sufren la mala voluntad de los demás. Otros parecen sentirse ofendidos por ustedes y un resultado seguro puede ser que ustedes les ofendan en respuesta. Es como si ustedes fuesen inocentes y, sin embargo, se encuentran en el mismo lío una y otra vez. Los incidentes con los que posiblemente se encuentren pueden compararse con la apariencia de las personas con lepra. Su respuesta común sería: “¿Cómo es que hay tanta gente que me ofende? No deberían comportarse conmigo de esa manera. Siempre es así. No es correcto. ¿Qué le ocurre a esta gente?

Es posible que vean que, de alguna manera, el mundo les trata mal. Recriminan a los demás por su falta de consideración hacia ustedes.
Hay quienes se sienten responsables por la recurrencia de situaciones y, sin embargo, siguen siendo vulnerables como los que no pueden luchar con la idea de que, de alguna manera, ellos contribuyeron a la repetición del drama en sus vidas una y otra vez. Es posible que estos hijos Míos se sientan culpables de haber cometido un error, aún sin saber cuál, e incluso ser un espectador inocente.

En un escenario, una persona no asume responsabilidad alguna y, en otro, uno vive en la culpa por ello. En ambos casos, la atención se centra en ellos mismos.

Es mejor alejarse de estos escenarios y hacerse ahora las siguientes preguntas: “¿Qué hago? ¿Cómo respondo a esto? ¿Cómo puedo reparar la experiencia para beneficio de todos?

Digamos que alguien los acusa de ser groseros con él o poco amables de alguna manera, y ustedes lo ven como una agresión hacia ustedes. Su reacción es de enojo. En el futuro, no tendrán nada qué ver con esta persona. Eso bastó. El o ella les hizo daño y ese fue el fin de su intercambio con esa persona. Fue el final de esa persona en su vida. Han terminado.

Y, por lo tanto, ustedes castigan a la otra persona y, en el proceso, se castigan a sí mismos.

En la bondad y la generosidad, ustedes pudieron haberle dicho a la persona ofendida y a quien ustedes ofendieron en el proceso: “Lo siento mucho, no tenía idea. Yo no era consciente. No quisiera ofenderte. Seré más cauteloso en el futuro. No quiero que esto vuelva a suceder”. ¿De qué forma les podría doler decir esto? ¿O preferirían ser la víctima enfadada?

Estamos hablando de ser un verdadero amigo, no uno casual.

Si, por una buena razón o ningún motivo justificado, han alejado a alguien, ya no lo hagan más. Hagan la paz.

Es mejor hacer un amigo que un enemigo. Es mejor para todos. Es mejor para el mundo.

Traducción: Lourdes Méndez