IMAGINEN EL BAILE
Heavenletters™ No 2994: Acercando la Tierra más al Cielo
FEBRERO 04, 2009
Traducción: Héctor Santos Ramallo
Edición: Anita Manasse – wayran [at] gmail [dot] com
El CIELO se encuentra aquí para alcanzar a cada alma para volver a despertar.
* Nuestra conexión con Dios*
* Nuestra creencia en nosotros mismos *
* Nuestra consciencia de nuestra valía compartida con Dios*
* Paz en la Tierra *
* Dios siempre nos está acercando a Él.
2994 Imaginen el Baile,
4 de febrero 2009
Dios dijo:
Es una cosa hermosa el dar amor. Cada uno que conozco en el mundo puede usar un poco de amor tranquilo, y Yo conozco a todo el mundo. Podemos llamar a esto consuelo de amor. Den consuelo a otros, mis amados. Esto es lo menos que pueden hacer en agradecimiento hacia Mí. Es en Mi corazón y Mi confianza y Mi deseo el que den consuelo, no a uno, no dos, sino a todos.
Todo el mundo ha tenido un desengaño o dos. Todo el mundo se está recuperando de algo. Pudieron ser lastimados hace tiempo. Pudo ser un golpe reciente. Cada corazón, no importa lo valiente que se muestre, tiene derecho al suyo.
Condolerse no es dar simpatía. Se trata de una simple comprensión de que, a largo plazo, el viaje de todos en la vida es tierno, y, por esa razón, todo el mundo puede utilizar más de la ternura. Llámenlo dulzura. Llámenlo reconciliación. Llámenlo Amor.
El corazón de todos tiene hambre y sed. Cada uno de los corazones anhela el reconocimiento de su papel en la vida. Cada latido del corazón susurra que siempre se puede utilizar su impulso. El impulso de su corazón los está invitando. Cada corazón es feliz de saber que está rodeado por otros corazones, en especial el suyo. Todo el mundo quiere su corazón para decir hola. Su corazón pulsa por algo. Tiene que pulsar a su propio tambor para más que su propio sustento.
Ningún corazón está destinado a mantenerse a sí mismo. Ningún corazón está destinado a sufrir. Si hay que sufrir, no significa que sufrir es aislamiento. Tengan su corazón dispuesto para curar a otro.
No tiene publicidad avanzada. La atención no está en su corazón ni en lo grande que es. La atención está en cada corazón. Cuando alguien está a 3.000 millas de ustedes en términos físicos, necesita de una simple bendición de ustedes, entonces un simple pensamiento de que se les envío su amor y el amor de su corazón éste será recibido. Esto es un hecho. Cada rayo de amor que entreguemos será recibido. Envíen en abundancia.
Si ustedes tienen la idea de que tienen un enemigo, entonces, envíen su amor a él o ella tam-bién. Vean lo que sucede. Vean lo que sucede en su propio corazón. En donde haya estado la tensión, se disolverá en felicidad. Las garras de sus propias heridas volarán, desalojadas por su propio amor enviará un mensajero desde su corazón al otro.
¡Qué significativo es su corazón! ¡Qué poderoso! El amor es el amor y el amor en su corazón es tan poderoso como el Mío. Su amor va a lo largo de las vías respiratorias como el Mío lo hace. Y, de todas formas, ¿su Corazón es esto? En definitiva, Cuyo Único Corazón que ustedes tienen ¿puede enviar sus mensajes de amor? Y de Cuyo Único Corazón ¿tiene su corazón todas las bendiciones y el consuelo de que lo hace? ¿De dónde creen que el amor viene?
Imaginen una bandada de gansos. Son sin duda muchos gansos individuales. Y sin embargo hay una bandada de gansos. Pueden pensar que es extraño que compare la Unicidad del Amor de mi Corazón a una bandada de gansos.
Comparen mi corazón con cualquier cosa. Compárenlo con una caja de chocolates. Ver una trufa es maravilloso. Pero ver una caja abierta de trufas deliciosas les hace señas a ustedes más poderosamente. Solo este pensamiento les hace agua la boca.
Una margarita es una cosa hermosa, y sin embargo ver un campo de margaritas puede deleitar su corazón tanto que se encuentren bailando de alegría en el simple campo de margaritas.
Imagínense la alegría del mundo en el que se llena de corazones que se comparten desenfrenadamente entre ellos. Imaginen todos los corazones, el suyo incluido, y la Unicidad del Mío que ellos son. ¡Imagínense entonces el baile!
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Gloria Wendroff, Godwriter
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