Dios dijo:
Por supuesto, sí importa cómo te sientes y lo que dices. Tu deseo de ser escuchado, realmente escuchado, es grandioso. Lo que más importa es Quién eres y qué te consideras que eres. ¿Qué valor te atribuyes a ti mismo?
No tienes que ser nada, sino Quién eres. Las palabras llegan sólo hasta cierto punto. Las palabras son muchas, pero no lo son todo. Lo eres todo. La visión del mundo no es nada comparado a Quién eres. Puedes desvalorizarte a ti mismo.
En Verdad, eres un asunto completamente diferente de lo que alguien puede suponer. Tú debes ser tú, no la estimación de otra persona. Decir que vales oro ni llega cerca de declarar tu valor . Tú, el concepto de tú como se supone que estás en el mundo, puede ser una falsedad perpetrada sobre ti. No creas ni por un minuto cuánto te estima el mundo, ni la estimación del mundo en sí mismo.
Nadie te ve con la suficiente claridad. La duda es una epidemia en el mundo que pasa de uno a otro. Nadie tiene ningún conocimiento de tu valía. Nadie tiene ningún conocimiento de tu legado, ni siquiera tu madre, y mucho menos tú mismo. Tampoco los llamados otros, incluso aquellos de más valentía, saben quiénes son.
Sé lo que forjé, y sé tu valía. ¿Cuánto valgo Yo? Tu vales lo mismo. No importa lo que la Tierra te atribuya, has nacido en el Cielo y distribuido en la Tierra como una Estrella Iluminada.
Estás aquí en este gran ancho mundo por algo, no por nada. Nadie es bueno para nada. Nadie pierde su razón de Ser. Tu razón de Ser ha sido registrada. Todavía no has despertado a ella. Lo que tú o cualquier persona piensa de ti no es lo que te edifica. Tú y el mundo son demasiado descuidados y vagos. Se ha cometido un gran error. No perpetúes este error. Acepta el valor que te puse, y listo.
No existe balanza lo suficientemente precisa para pesarte. En este punto del mundo en general, debes creer Mi Palabra. No importa cómo el mundo pueda mancharte, tú eres Mi Magnificencia. Y, amados, aquellos que te subestiman también son Mi Magnificencia.
Regresa a la inocencia.
No te burles de nadie, y menos de ti mismo. Si tuvieras más respeto por ti mismo, despertarías a otros para ellos mismos. Si estimaras más a los demás, te estimarías más a ti mismo igualmente. Despierta a la Belleza del Universo. Tú y los aparentes otros en el Universo, son Uno y el Mismo, ¡excepto que Yo conozco su valía, que bien pueden haber eludido toda su Vida, esta misma Vida que te concedí a petición tuya!
Se ha cometido un error en la Vida. Es posible que hayas llevado el error como una pancarta delante de ti. Las piernas de las Grandes Esperanzas han sido cortadas. Ya no te limites a ti mismo a la contabilización que tiene el mundo de ti.
Da vuelta una nueva página.
Enciende un fuego debajo tuyo.
Abre los ojos del Universo.
¿Qué está esperando el mundo? Te ha estado esperando a ti y también has estado esperando a alguien más. Todos han estado esperando a alguien que dé Vida a la Vida.
No esperes a nadie.
Llama a tu propia puerta.
No esperes, no anheles.
¿Por quién tocan las campanas?
Pues, tocan por ti.
¿Quién es el campanero?
Pues, eres tú. Tú eres el campanero también.
Abre las cortinas.
Deja entrar al Sol.
Has sido anunciado.
Ahora anúnciate a ti mismo.
Di a ti mismo lo que debes hacer, y hazlo.
No te quedes ahí sentado esperando el momento adecuado.
Comienza ahora mismo. El momento es ahora.
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