¿Por Quién Late Tu Corazón?
Dios Dijo
Pon tus manos sobre tu corazón, y sabe Yo Soy Dios. Soy el Gran Yo Soy, y estoy seguro en tu corazón. No necesitas viajar con el fin de encontrarme. Yo estoy justo donde tú estás. Y Soy feliz dentro de tu corazón, que parece pertenecerte. ¿Serás feliz tu también?
¿Qué es toda esta desdicha con la que te rodeas? ¿Debes conservarla contigo? ¿Y qué si haces una pequeño baile? ¿Y qué? si bailas alrededor de tu habitación y dices: “¿qué tiene que ver conmigo esta pesada desdicha? Tra la la”.
Es un hecho en el mundo que tú te cambias de ropa. No es un hecho que debas cambiar hacia la desdicha. La desdicha no tiene sentido. ¿Por qué cambiarías la felicidad por la desdicha y sentir que una circunstancia forzó esto en ti?
Cuando caminas a lo largo de una vía, y ves unos lindos guijarros, puedes coger uno porque lo disfrutas. Cuando caminas a lo largo de la costa, ves conchas. Te producen placer y las tomas. Si tú caminas a lo largo de la calle y ves fragmentos de vidrios a lo largo del camino, no te producen placer. No los recoges, a no ser para retirar la basura.
Y, sin embargo, caminas a lo largo de la vida y erróneamente entras en la desdicha, y no la hechas. La conservas contigo como si tuvieras que hacerlo, como si perteneciese a ti, como si no tuvieras elección. Tal vez una relación cambió de dirección o parecía hacerlo. Te han envuelto en algo y entonces ya no era feliz para ti. ¿Deben las experiencias de la vida ser ataduras e incomodarte así? Siéntete satisfecho de haber tenido un tiempo maravilloso por un rato y déjalo así.
¿Por qué debe ser cambiado tu corazón como si fuese un juguete que da vueltas y que no puede cambiar de dirección?
Yo estoy en tu corazón, y tu corazón es palpable. Tu corazón no es una garganta en la que se pueda atascar un hueso. Ten amor en tu corazón. Ama tu corazón. Ama aquello donde Yo estoy, pues Yo estoy en tu corazón. Estoy contigo.
No mancilles más tu corazón colocándole capas de infelicidad. Tu corazón siempre puede estar en verano. Si pusiste mantas de sufrimiento en tu corazón, retíralas. Sin importar lo que haya ocurrido en la vida, no debes conservar las secuelas cerca de ti en tu corazón.
Tu corazón no requiere un monzón. Nada dice que tu corazón deba responder a cualquier accidente. Bien, si hubiese un monzón donde vives, pasa y entonces cualquiera sea la devastación que quede, tú limpias y listo.
Si un huracán deja tres ramas arrancadas, tú las recoges. ¿Y los escombros que quedan en tu corazón? Haz lo mismo. Pon los escombros fuera. No sentencies tu corazón a la desdicha por algo que ha ocurrido o que no ocurrió.
Tú tienes el derecho inalienable de aligerar tu corazón. Si una piedra se ha alojado en tu corazón, retírala. Las piedras no pertenecen a tu corazón. Los rayos de luz pertenecen a tu corazón. La Luz de Dios está en tu corazón. ¿No harías brillante el lugar donde Estoy? ¿Me ofrecerías desdicha? ¿Qué Me servirías? No Me traerías ninguna cosa vieja que tuvieras tiara por ahí.
Toma tu corazón, ámalo. Límpialo, y déjalo como nuevo. ¿Por quién late tu corazón? Él late por ti, y late por Mi.