Dios dijo:
Un corazón es suave y flexible. Ningún corazón está destinado a ser insensible, no más que los huesos están destinados a ser suaves. ¡Qué precio se paga para tener un corazón frío, un corazón calculador, un corazón debilitado. Tengan en cuenta hacer cálido su corazón, no enfriarlo. ¿Para qué son los corazones sino para amar y amar bien?
Si ustedes han costurado su corazón para cerrarlo, quiten las costuras ahora. Abran ese corazón suyo. Abran esas vías de su vida en la Tierra en este recorrido. Dejen que su corazón sangre, si es necesario. Que continúe esa circulación. Que su corazón sea el proyectil de un corazón. Que sea de oro fundido. Que su corazón derrita a los demás corazones. Que su corazón sea un horno cálido.
Un corazón que no permite el amor, es frío. En el asunto de los corazones, el frío es cruel. Mezquindad significa pequeñez. Sean de gran corazón. Tengan el corazón más grande del mundo.
Los Grandes abrieron su corazón a lo ancho y dejaron que todo el mundo entrara en él. Si ellos pudieron, ustedes también. Pueden pretender que su corazón es la Estatua de la Libertad y que da la bienvenida a todos a sus costas. ¿Por qué no lo han hecho ya? ¿Qué los ha detenido? Por algún tipo de renuencia, supongo. Por algún tipo de temor, supongo. Es mejor temer a un corazón cerrado que a uno abierto. Qué cosa tan terrible es cerrar un corazón, ya sea el suyo o el de cualquier otro.
¿Y acaso no solo han cerrado su corazón sino que también, en el proceso, también el de los demás?
Tengan en cuenta que los Grandes no eran pusilánimes. No eran tontos. Su gran corazón no los condujo por mal camino. Su gran corazón los condujo más plenamente hacia Mí. Tuvimos una atracción mutua, tal como ustedes y Yo, sólo que ellos llegaron justo a Mi puerta. Ni siquiera llamaron. Sabían que la alfombra de bienvenida estaba puesta para ellos, tal como lo está para ustedes.
La diferencia entre ustedes y los Grandes es que ellos se atrevieron y ustedes aún no lo hacen. Se detienen. Ellos no se detuvieron. Ellos se aventuraron. En alguna parte de su vida, tomaron la decisión de seguir adelante y entonces los brazos del Universo los levantó cada vez más alto. Yo hablé a través de su corazón abierto. Yo hablé a través de su amor. Ellos estaban en lo más alto de lo alto y sin embargo, no estaban por encima del mundo. Ellos vivían en él. Promulgaron Mis sueños. Ellos caminaron por la Tierra para Mí.
¿Para quién caminan ustedes la Tierra?
¿A qué le temen, pequeños corderos?
Vengan a andar por la Tierra en Mi Nombre. Vengan a andar por la Tierra conmigo. Síganme y los demás los seguirán justo a Mi puerta.
Entren en Mi corazón, amados, y reclamen lo que les pertenece. ¿Hay algo más que tengan qué hacer? ¿En dónde estoy Yo en su lista de prioridades? Sólo una pequeña abertura de su corazón Me permite a Mí y al Universo y a cada alma sobre la tierra entrar en lo profundo de él en donde todo es posible.
Al abrir su corazón, abren el velo que ha mantenido al mundo existente en penumbras. Basta ya de debilitar la luz. Basta de oscuridad. Abranse a un mundo de todas las posibilidades.
¿Es incluso posible que ustedes sean Mi Verdadero Amor y que Yo sea el Suyo? Es mucho más que posible. Es inevitable. Estamos comprometidos y es inevitable que se anuncien nuestras amonestaciones. Es inevitable que nos vayamos a convertir en Uno en su realidad, amados, justo donde se encuentran en este momento. Por el Amor de Dios, ustedes Me pertenecen y Yo les pertenezco, y no hay nada más qué ser. Somos Grandeza y ustedes han venido a la Tierra por Mi causa.
Traducido por Lourdes Méndez