Dios dijo:
Cada vida es una historia. Todas las personas nacidas en la Tierra tienen características físicas. Cada uno es un personaje y tiene su propia personalidad, y todo el mundo es actor en una obra de teatro, una obra muy convincente. A medida que interpretas tu parte, la vas tomando seriamente. Realmente te compenetras con la parte que te toca desempeñar. Tu habilidad interpretativa es enorme. Engañas a todos. Crees en el filo de tu historia, y lo mismo pasa con los demás. Esto es llamado Vida Real cuando no es nada de eso. Es una pintura de la vida, una foto tomada a través de una lente especial. Dentro de esta foto, se encuentra una imagen bastante diferente, a menudo no reconocida.
El punto que me gustaría tratar hoy es la medida en que crees en la vida cotidiana, es increíble. En algún lugar dentro de ti, sabes muy bien que esta vida que percibes no es real. No es real para ti, y aun así le das un gran servicio. Interpretas muy bien el papel que te toca, y lo tomas seriamente. Tomas como un hecho aquello que es, en realidad, un espejismo.
Un espejismo en el desierto no te proporciona agua para beber. No es tu sustento, tampoco tu limitada vida en la tierra te da sustento. Ah, sí, alimenta al cuerpo. Llena la cuenta para la actividad, pero no es la Verdad. Hay un mundo dentro del mundo.
Así como una gran novela o poema pueden ser leídos en niveles diferentes, de esa misma manera la novela de la vida puede ser leída en varios niveles. Tú, el retratista de los acontecimientos, quedas atrapado en las acciones. Te atrincheras en ellas, por así decirlo. Estás seguro de que tus acciones y todos los acontecimientos son indiscutibles. Se trata de un nivel de vida. Es externo y limitado. Mientras que tú eres ilimitado. Tú estás certificado como ilimitado.
Se puede ver que tu visión es microscópica en vez de telescópica. En la medida de lo que puedes ver, estás viviendo una parte, y yo te digo que estás viviendo una parte ilusoria como un actor en el escenario. Tú crees que esta parte que interpretas es tu verdadera sustancia. La escena en la que actúas es un interludio. No puede ser sostenida. Te aferras al papel que desempeñas, no lo sueltas por nada del mundo, y es lo más serio que existe para ti.
En verdad eres tanto un observador de tu vida como un actor en ella. Vas a través de movimientos y llamas a estos movimientos tu existencia. Yo sigo diciéndote que eres Ser. Eres Quietud aun dentro de tu papel en el teatro de la vida. Este papel que juegas es borrable. En algún momento, la ficción finaliza y ya no eres el actor que interpreta a una persona en la Tierra. Te apegas a un papel y piensas que este rol es tu medida. Durante un tiempo eres un ocupante ilegal. Vives en un cuerpo que no es tuyo y realmente no tiene nada que ver contigo, porque tú eres Inmensidad y no estas limitado al papel que juegas.
El papel que juegas puede ser maravilloso y hermoso, y, aun así, eres mucho mayor que el papel que juegas.
No es esencial que tomes el papel que interpretas y los acontecimientos que ocurren tan en serio como lo haces. Te has estado aferrando a las acciones y eventos como si de ello dependiera tu propia vida. Tú estás inmerso en la historia llamada Vida en la Tierra, y, sin embargo, finalmente, te aferras a la nada, amado, y la dejas ir. Toda la tensión ya no se sostiene. Deja ir la tensión ahora. No necesitas estar tan tenso por una ilusión. Una historia se desarrolla, y sin embargo, no eres la historia. Existes en otro plano. Esta Vida en la Tierra no es el la meta final y el todo. Deja ir la seriedad de la misma y libera la tensión. No necesitas estar tenso ahora, como si te aferraras a una tabla de salvación. Tú eres la expresión de lo Invisible. Eres la expresión del amor en la Tierra.
Traducido por: Adela Hirose: http://heavenletters.org/adela-hirose
Enlace original: http://heavenletters.org/a-world-within-a-world.html