Yo no soy un Dios que sólo para por ahí en la noche. No soy un Dios de algunas veces. Es mi gozo ser Dios. Y fue desde mi gozo que te he creado. Perteneces al gozo. Desecha todo aquello que no sea gozo para ti y conserva sólo la alegría. Lo que no es gozo para ti, no se debe a alguna persona o situación. Tú crees que sí lo es. Cualesquiera que sean las personas o las situaciones, ellas sólo agitan algo en ti que encuentra intolerable algo fuera de ti. Podrías incluso decir: “no puedo soportar esto o aquello. Me enloquece”.
Sin tu consentimiento, ninguna persona o cosa tiene tal poder sobre ti. ¿Qué es en verdad para ti el agresor? Oh, sí, la persona y la situación ha provocado algo en ti. En ti, amado.
Cuando digo que deseches todo lo que no sea gozo y conserves sólo la alegría, estoy diciendo que dejes el inconformismo. Deja la artimaña que te dice que debes estar inconforme. Existe alguna atadura, aunque inversa, entre ti y lo que se llama la inconformidad para ti. El que la disconformidad llame a tu puerta, no significa que debas abrirle. Tampoco significa que debas cerrarla estrepitosamente.
No eres una cuerda en las manos de otra persona. No eres una masilla en las manos de otra persona. No eres un gong que tocan las manos de otra persona hacen sonar. Eres tu propio determinador.
No estás obligado a amar a todo el mundo. No es una obligación, porque las obligaciones no parecen funcionar. Con todo, puedes aliviarte de negatividad. No debes conservarla. Si tienes alguna negatividad, no debes conservarla. Tienes tu propia determinación sobre tu corazón y tu mente.
¿Por qué alguien o algo te afecta tan adversamente? Tú debe ir más allá de lo que sea que te afecta. Eres tú quien debe cambiar. No alguien más. Puedes cambiar tu postura sobre lo que consideras los defectos de otros. Alguien podría, de hecho, tener tales defectos; pero eso no debería perturbarte. No debes estar desolado por ellos. No tienes que dejar tu alma porque encuentras alguien o algo menos de lo que esperabas y menos de lo que mereces. En un sentido, amado, nadie tiene nada que ver con tus emociones. No naciste para ser un títere en las manos de otra persona. Naciste para ser tu propia persona.
¿Quién te irrita debe tener tanto poder sobre ti? ¿Por qué tendrías que ceder el poder que Dios te dio? Conserva tu poder y deja que el de la otra persona se vaya. Eres tú quien se ha amarrado a si mismo. Eres tú aquél tan consciente de tus objeciones sobre el cómo otra persona se comporta en el mundo.
Tampoco estoy diciendo que debas hallar excusas para los demás. Cualquier cosa que los ofenda, es su ofensa; no te pertenece a ti.
Si otra persona es manipuladora, ese es su problema. No lo hagas tuyo. El que no te guste es un problema con lo que tendrás que lidiar. ¿Dónde está escrito que sólo puedes ser una bendición para aquellos que son fácilmente comprensibles para ti? ¿Quién dijo que debas sentirte mejor que otra persona por la forma como ésta se comporta? ¿A caso debes permitir que otra persona o circunstancia determine el cómo vas por el mundo?
Deja tu autoimpuesta postura respecto a las debilidades de los otros. Dirígelos hacia Mí. Dirígete tú también hacia Mí. Deja ir. Deja ir.