Cuando sientas negatividad en tu corazón ante la presencia de alguien o al pensar en alguien, debes saber que esa negatividad proviene de tu mente. Tu mente ha juzgado y sacado sus propias conclusiones.
Cuando sientes negatividad hacia alguien, es que tu mente ha establecido que esa persona no es como crees que debería ser. Lo has juzgado sin querer y has cerrado tu corazón.
Cuando te sientes positivo frente a alguien, es que tu mente ve esa persona como tú crees que debiera ser. Por lo tanto, tu mente piensa cosas valiosas de ella y te señala que debe gustarte.
Cuando tu corazón recibe señales de tu mente, por ejemplo, “en pro”; tu corazón manifiesta calidez hacia esa persona; o si es “contra” tu corazón se distancia de la persona en cuestión.
De lo que se trata aquí es que te sientes bien cuando piensas que alguien te gusta. Y cuando piensas que alguien no te gusta mucho, no te sientes tan bien. Culpas a la otra persona. Con el fin de sentirte bien, desprecias a la persona que no llega a tu nivel y, por lo tanto, por un instante te elevas en tu autoestima. Giras la balanza a tu favor, Y te gustas a un poco más. Te sientes bien y la vida te parece mejor.
Esto es lo que se llama amor condicional. Y depende de algo. Depende del cómo una persona aparece ante ti. De acuerdo al estado en el que parece estar, le aplicas un estatus y le pones una etiqueta como: “Excelente, más o menos, No pasa, No a mis estándares”. Y así, hundes tu corazón o lo elevas. Tú, que sabes más de lo que crees, juzgas correcto o incorrecto. Los juicios no son buenos, Amado; ni para ti, quien juzga, ni para el juzgado.
El cómo te sientas determina bastante tu postura hacia otros. Quien juzga carece de buen juicio.
El amor incondicional es un término que circula, como si pudieras instruirte en amar sin exigencias. La conciencia del amor no es un acto o un deseo. Pero el juicio sí lo es.
La verdadera pregunta es cómo alejarte de los juicios. La pregunta real es cómo alejarte del ego. Sin el ego, ¿cuál sería la necesidad de juzgar a alguien?
Y, así, la verdadera pregunta que debes hacerte es ¿cómo puedo yo amarme en todo momento? ¿Cómo puedo estar menos influenciado por los condicionamientos de mi propia mente?
Cuando los Grandes Seres Espirituales encontraban a alguien, lo hacían libre de impresiones pasadas. Ellos no condenaban ni ensalzaban a nadie. Los grandes Seres no tasaban. Ellos se acercaban con el corazón de entendimiento intacto. Sus mentes no decían: “esta persona es grandiosa. La última no lo era”
Sus mentes iban más cerca de la línea de: “¿cómo puedo servir mejor a Dios a través de esta persona?” Por su puesto, ellos no pensaban esto en realidad, ya que esto era connatural a ellos. No tenían que pensar en nada de eso.
Los Grandes Seres servían a Dios en toda ocasión. La pregunta ¿cuánto vale esta persona? Nunca surgía en sus mentes.
No, sus preguntas, si es que podemos llamarles preguntas, eran: “¿cómo puedo bendecir a esta persona en el Nombre de Dios?
Mira, ellos simplemente bendecían. Esto es lo que hacían. Y lo que hacían, también tú lo puedes hacer. Con el corazón lleno de amor hacia ti mismo, bendecirás a todos los que se acerquen a ti. Sabes que todos los que vienen a ti, lo han hecho para recibir tus bendiciones. Bendice.