Carta del Cielo #2276 - Permite a otros equivocarse - Febrero 17, 2007
Dios Dijo:
Algunas veces es justo guardar tus opiniones para ti. A menudo lo es. Para poder hacerlo no tienes que tomar la opinión de otros tan en serio. Tú no quieres que eso te desanime. Las opiniones diferentes no son para causar un duelo de palabras. Las opiniones diferentes sólo son opiniones diferentes. Tus opiniones pueden cambiar, o puede que no. Las opiniones de otros puede cambiar, o puede que no. Pero, ¿qué diferencia hacen las opiniones? ¿Qué asunto tuyo son las opiniones que otros puedan tener?
Tú puedes decir que tienes que pegarte a lo que es correcto. Eso bien puede ser cierto. No siempre es cierto. En ese caso, estás hablando para oír tu propia voz. En la mayoría de los casos, Amados, digan lo que tienen que decir, y entonces vayan a hacer algo más. No importa cuánta razón puedan tener, nadie tiene la obligación de estar de acuerdo con ustedes. A menudo, mientras más debaten, más se empecina la otra persona en su posición. Talvez te gusta discutir. Y talvez a la otra persona también. Entonces es una colaboración. En ese caso, disfrútenlo.
Pero, si tú no disfrutas discutir, entonces, ¿por qué meterse en discusiones? Y si a alguien más no le gusta discutir, ¿por qué involucrarlo? Estamos hablando de opiniones aquí, no de asuntos de vida o muerte.
Dejar a otros con sus propias opiniones no es lo mismo que estar de acuerdo. ¿Por qué otro tendría que estar de acuerdo contigo, más de lo que tú tienes que estar de acuerdo con otro? ¿Qué es tan maravilloso sobre el acuerdo? Especialmente cuando viene a ser cuestión de palabras. En ese caso, ¿qué estás cambiando? Talvez puedas escuchar. Talvez, realmente, no hay discusión.
Si quieres paz, haz paz contigo mismo.
Eso no es decir: Paz a toda costa. Para nada. Talvez tu integridad no es el tema. Talvez el tema sea tu necedad.
Resistencia no tiene que ser atascadero. Tu resistencia a la forma de ver de otro te ayudará a saber lo que tú piensas. Te hace dar un buen vistazo a lo que talvez apenas has vislumbrado. Puede ayudarte a saber lo que de hecho piensas. Esto puede hacerse también sin una discusión acalorada. Sólo recuerden, Amados, no tienen que ser firmes, y ustedes también pueden encontrar que su opinión tiene que cambiar. Pueden bajarse de ella. Pueden cambiar su opinión sin daño. No tienen que mantenerla porque alguna vez la tuvieron. No tienen que mantenerla sólo porque no quieren dar su brazo a torcer. No se metan ahí, para empezar.
Mientras más te interesa alguien, más probablemente querrás influenciarlo. Y será más inútil.
Yo entiendo que te intereses. Interésate lo suficiente como para permitir que la otra persona se equivoque. A veces no decir nada más, es la forma más rápida de llevar hacia el otro lado tu amor y lo que tratas de decir.
¿Y no has tenido discusiones en que, en cierto punto, ya ni sabes sobre qué estabas discutiendo? Los dos siguieron, y era discutir por el hecho de discutir. ¿Quién tenía lo voz más alta? ¿Quién tenía la emoción más fuerte? ¿Quién tenía más lógica? Tengan cuidado con tener que demostrar algo.
¿Qué ganas, que sea tan grande, cuando el pensamiento de otro cambia y ahora ya está de acuerdo contigo? ¿No ha sido eso, a veces o a menudo, un inmenso defraude para ti? El escándalo pasó. Tú estabas disfrutando el escándalo, y ahora ya pasó. ¿Qué, entonces? Amados. ¿Qué, entonces?
Traducción: Margarita