Si sólo pudieras sentir en tu corazón amor por todos, lo harías. Lo harías con gran contento, sólo que al parecer no puedes llegar a ese lugar. Lo intentas, pero parece que no puedes. No es algo simple para ti. De alguna manera, a veces, cavas un hoyo para ti mismo, donde tu corazón sólo puede ser sepultado, rígido, extraño para si mismo. Tu volverías al amor, pero a pesar de todo no puedes llegar a hacerlo. Algo subyace en tu sentido de disparidad.
Tienes algún tipo de prueba de la falta de valía de otro, que no puedes dejar de lado. Desearías poder hacerlo. Desearías tener buenos sentimientos hacia esa persona. Si sólo pudieras rechazar tu oposición hacia esa persona en lugar de la persona misma. Y tú te preguntas, ¿por qué? ¿Por qué oh, me opongo tanto a esa persona? ¿Cuándo me dejará este sentimiento de aversión? ¿Cuando abandonará mi mente?
Tú sientes que aceptar a esa persona va en contra de tu naturaleza, cuando en realidad lo que va en contra de tu naturaleza es no amar. ¿Qué se ha interpuesto entre tú y esa persona? ¿Qué es lo que bloquea tu facilidad para aceptar a esa persona tal como es? Tú no tienes que adorarlo personalmente, pero, ¿por qué la fiera aversión, aversión al extremo que tu corazón se cuaja en el pecho? Si fuera por ti, no pensarías en absoluto en esa persona. Por mucho que te gustaría deshacerte de todos los pensamientos acerca de esa persona, los pensamientos se mantienen viniendo. ¿Qué es lo que te enoja, amado?
Tú dices que no puedes ser honesto con esa persona. Es demasiado difícil para ti y contra tu naturaleza, dices; ¿aun cuando tu verdadera naturaleza es amar? De alguna manera, esta persona ha desencadenado algo en ti y se ha convertido en anatema para ti.
Tengo que decirte que esta persona que ocupa tu mente es inocente. Ella querría ser aceptado por ti. A ella le gustaría que seas la luz del sol sobre ella. Ella no pide nada de ti, sino a ser considerado amablemente. Esa persona desea algo de ti que parece que no estás dispuesto a dar. Intentas salir de ese lugar poco afectuoso en el que te encuentras. Dite a ti mismo que bendigas a esa persona, y trata de decir: "Que Dios te bendiga, que Dios te bendiga" a ella en los confines de tu mente.
En tu mente, tratas de decirle a esa persona que consume tu mente que te perdone. Aun así, tú te encuentras en la agonía de la negatividad en la medida en que desesperas. De alguna manera esa persona parece haberse convertido en una espina en tu costado. Te parece que, si esa persona no existiese en tus pensamientos y en tu vida, el sol brillaría con más intensidad sobre ti.
El hecho es que esa persona no tiene nada que ver contigo y o negatividad. Se ha convertido en un símbolo de algo que ni siquiera el nombre conoces.
Estoy tratando de decirte que la reacción negativa que sientes no es verdad. No es verdad y no es de ninguna ventaja para ti. Hay signos de terquedad manifestándose aquí. Has sujetado con abrazaderas tu mandíbula cerrada.
Estás confundido. ¿Qué puede hacer esa persona para salir de tu mala opinión de él? ¿Hay algo que pueda hacer? ¿Qué quieres que el haga? Buscas una respuesta, y no la encuentras. De alguna manera esa persona se ha convertido en una insignia de lo que no te gusta. ¿De dónde viene esta aversión? Esa persona no te ha hecho nada, salvo existir lo mejor que puede. Él no es tu enemigo. ¿Dónde existe el enemigo excepto dentro de ti, mi amado?
Esto es algo grande para ti, dejar de lado la aversión que llevas y aceptar la buena voluntad.
Suelta, suelta es el mensaje de hoy para ti. Sé que quieres. Tú quieres que la aversión llegue a su fin. Ésta es una gran encrucijada para ti, y la tienes que cruzar. Debes dejar rencores atrás. Debes encontrar una manera de pasar por encima de rencores y volver a tu verdadero corazón.
Traducido Por: Adela Hirose