Existe una teoría de que todo lo que está escrito, todo lo que ocurre, estaba destinado a suceder. A veces, ciertamente, parece de esa manera. No siempre, pero a veces, a veces con frecuencia, parece ser que dos personas, por ejemplo, estaban destinadas a conocerse y casarse, sin tener en cuenta que el matrimonio funcione o no. Hemos hablado de esto antes. El Destino versus el Libre Albedrío. Tal vez el Libre Albedrío es tú Destino o el Destino es tú Libre Albedrío.
Sea como fuere, hay algo de valor en el pensamiento de que todo lo pasado estaba destinado. Ya sea que lo sucedido fue para tu crédito o para tu consternación, hay valor en el pensamiento de que estaba destinado. Pensar que estaba destinado te salvará de mucho dolor. Pensar que todo el pasado estaba destinado te hace enfrentar el hecho, sin discusión, de que no hay nada que puedas hacer al respecto ahora. El concepto del destino puede mantenerte fuera de la trampa del lamento, del arrepentimiento y del llanto sobre el pasado. La idea del destino puede hacer que te convenzas que no tiene sentido llorar sobre la leche derramada. No hay una manera mejor de decir esto que llorar sobre la leche derramada.
¿Cuánto de tu tiempo en la Tierra has pasado en arrepentimiento y tratando de revivir y rehacer el pasado? ¿Cuánto tiempo has estado cargando el pasado contigo cuando podrías haber seguido con tu vida? ¿Cuánto tiempo has desperdiciado deseando poder retroceder en el tiempo y borrar lo que pasó y hacerlo otra vez y hacerlo de nuevo? ¿Cuánto has querido deshacer el pasado y decir algo más o no decir nada o hablar, cuando habías guardado silencio?
En cierto modo eres el escritor de tu vida. A diferencia del escritor no puedes reescribir, no puedes tachar.
En cierta manera cada día escribes un capítulo. Y cuando el día termine, ese capítulo en particular está terminado. Ese capítulo está cerrado. Debe ser dejado como está.
Ahora hay algo más, sin embargo. Aunque tiene mucho sentido dejar un capítulo pasado en paz, y te recomiendo de todo corazón que no mires hacia atrás, también puede ser valioso revisar un capítulo que ha terminado. ¿Puedes adivinar cuál podría ser la posible ventaja de ir sobre un capítulo inmutable?
Lo que pienso es que puedes ver exactamente ese mismo capítulo de un modo diferente. Lo que estabas convencido que era un error puede, en una re-lectura más tarde, aparecer no como un error en absoluto, si no como algo justo. El capítulo es el mismo, sin embargo tú lo ves con nuevos ojos. Tras ésta segunda lectura es posible que no parezcas ser el patán que habías pensado que eras. ¿No es esto algo bueno? Ya no gastas tiempo agonizando sobre el pasado. Mas bien, estás viendo el pasado con una nueva luz. Tú asimilas de manera distinta, y eso hace toda la diferencia en el mundo.
Así que, ¿qué pasaría si pudieras tener la idea de que el pasado no sólo ha terminado, el pasado también tenía razón? Contendría más mérito del que jamás se le atribuyó.
Amados, cada capítulo que está escrito, no importa lo hogareño, lo atractivo, lo problemático, te llevó al lugar en que te encuentras hoy. Con este convencimiento, ¿serias tan rápido en dejarlo? Un capitulo en particular pudo haber sido un paso roto. Uno que hubieras querido que fuera omitido, pero ¿qué pasa si, sin importar que, fue un buen paso porque es el que te guio aquí donde estas hoy?
¿No estás de hecho en un buen lugar cuando Mis palabras están hoy ante ti y tú las estás leyendo y dejas que se conviertan en parte de ti?