EL AS DE CORAZONES - 25 de mayo 2006
Heavenletters™ No 2028: Acercando la Tierra más al Cielo
Traducción: Alicia Novoa
aliciany [at] avanted [dot] net
Edición: Anita Manasse
estrellam [at] sion [dot] com
El CIELO se encuentra aquí para alcanzar a cada alma para volver a despertar.
* Nuestra conexión con Dios*
* Nuestra creencia en nosotros mismos *
* Nuestra consciencia de nuestra valía compartida con Dios*
* Paz en la Tierra*
* Dios siempre nos está acercando a Él.
DIOS DIJO:
Mantengan su temperatura fresca, amados. No son un volcán que se supone tiene erupciones. Si van a explotar, van a explotar con alegría. Amor, entonces, más que cenizas, arrojarán en todos lados.
Son un modelo para la vida en la Tierra. Están revelando cómo debería se vivida la vida. Alguien los está imitando. Esto no significa que tienen que presumir de buen comportamiento. Significa que están concientes de que son una influencia para todos los que están alrededor de ustedes y en su entorno. Emanen vibraciones altas. Al menos, piensen en la bondad. ¿Si fueran una persona gentil y amable, como podrían moverse en este Universo de Unidad?
Si sus ojos fueran varitas mágicas, ¿cómo harían para parecer otra?
Si sus manos fueran las Mías, ¿cómo podrían sanar? Si no sanan, entonces como podrían calmar?
Si su corazón fuera el metrónomo del mundo, ¿cómo sonaría?
Amados, aún por este único día, ¿dejarán su necedad ir? Por necedad quiero decir cualquier cosa que no sea amor. ¿Qué podría ser más tonto que apartar el amor o desecharlo? El amor es el As de corazones. Póngalo en la mesa, amados.
En cualquier situación o personalidad con la que tengan que lidiar, ¿puede el amor lastimar? Estoy hablando del amor como la plataforma de la que vienen, amor en sus conciencias, amor como un deseo de bendecir la historia y a la gente en ella.
¿Qué pasa con el silencio en lugar de palabras que hablen con prisa?
¿Y si no se toman las palabras y los eventos tan seriamente?
Cualquier cosa que pueda estar sucediendo ahora, no importa que tan severa, no es el fin del mundo. No lo es. Amados, el mundo apenas está comenzando, y es el comienzo con ustedes. Estoy poniendo mis complacencias en ustedes. Son los que mandé a la Tierra para nutrirla y calmarla.
En lugar de arrojar vapor, den un paseo en los bosques o planten una flor. Pongan sus manos en el suelo de la Tierra, y Díganme, si pueden, que su altercado con la vida sustituye las alegrías de la vida. Lo que dicen que es importante lo hacen importante. ¿Son los pleitos realmente tan importantes? ¿Son temblores de tierra? Es un pleito un tifón?
Sean agua fresca. Sean una leche malteada. Sean una rica ciruela madura en la Tierra. Bendigan todo lo que comen y todo lo que conocen.
Una bendición bendice. Una bendición no se resiste a sí misma. Es tranquilizante bendecir. Bendigan más. Molesten menos.
Todos los dados han sido echados. Han caído como tienen que caer. Ahora levántenlos y arrójenlos otra vez. Eso es lo que están haciendo a cada momento. El dado que arrojan son sus pensamientos.
Una y otra vez. Regresamos a sus pensamientos. No les permitan ser un desperdicio peligroso. Deténganse un momento antes que los divulguen. Permitan a sus pensamientos que sean ángeles descendiendo. No hay nada que vengar, amados. Deshagan los pensamientos pasados, y no vuelvan a tenerlos.
Planten sus pensamientos en tierra fértil de amor. Vean cómo crecen las viñas y qué frutos portan. Escoja sus pensamientos como un hermoso manzano. Acerque su mano hacia las manzanas más maduras y rojas y jálelas hacia abajo y muérdalas. Qué manzanas tan deliciosas y todas las formas de frutas pueden ser. No tienen que saber el nombre del árbol al que se acercan. Simplemente tienen que acercarse.
Bajen pensamientos del Cielo, amados. Ya no los desentierren de debajo de sus pies. Miren hacia arriba al cielo y véanlos pasar. Vean todo el camino hacia el Cielo. El Cielo los está esperando para robar sus pensamientos y esparcirlos sobre la Tierra como confeti, filtrándolos hacia abajo sobre toda la tierra en el corazón de cada uno, la mayoría de todos, a los suyos.
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Gloria Wendroff, Overseer
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