Amado, te rodeo con Mis Brazos para mantenerte en tu lugar. Para ti, a veces, la falta de límites es similar a volar en el espacio exterior.
Anhelas barandillas a las cuales aferrarte, paredes para tocar, algo que tus pies toquen. Incluso cuando anhelas toda la libertad en el mundo, te sientes tambaleante sin una base sobre la que apoyarte. Cuánto anhelas desatarte, y luego qué tan perdido te sientes en el espacio exterior y lejos de la ilusión de seguridad que estar pegado a la Tierra te entrega. Estás agradecido e ingrato al mismo tiempo.
De hecho, quieres todo, incluso los opuestos. Es posible que desees depender de los opuestos. Quieres que las manzanas y las naranjas sean Uno. Deseas la Paz sobre todo, mientras que también puedes desear la emoción. Realmente no deseas límites, pero deseas algo a lo que aferrarte o en lo que apoyarte o a lo cual ponerle mano. No te gusta la precisión de las mediciones o la Inmensidad de lo Inmensurable. No deseas quedarte quieto al mismo tiempo que dudas en seguir adelante.
A menos que encuentres un equilibrio, ¿cómo sabes lo que es avanzar o lo que algo es o significa?
Es posible que desees escapar a Terreno Alto mientras aún no sabes cómo caminar sobre el agua, de la misma manera que no sabe cómo caminar sobre el aire. Tal como es, no sabes ni una cosa ni la otra. No quieres ser un mortal ordinario, sin embargo, tampoco quieres estar fuera de la vista o ser un comodín.
No te importaría llegar a la Tierra interior, pero no quieres perder de vista el hermoso cielo azul. Tal como están las cosas, no estás seguro de querer existir en 5-D más de lo que quieres existir en 3-D. No sabe cuántas D de Dimensiones hay, o si deseas más opciones a tu criterio más de lo que crees que preferirías seguir volando o en tierra.
No te digo que no puedes tenerlo todo, porque incluso lo que no se puede alcanzar existe a tu alcance.
Parecería que en lugar de rodearte de Ángeles, puedes rodearte de signos de interrogación.
Es posible que prefieras puertas cerradas con palabras pintadas en ellas para que puedas saber a ciencia cierta a qué te estás abriendo y saber con cierta seguridad que hay un piso más allá de la puerta.
Por un lado, deseas fuertemente la Libertad. Por otro lado, tienes miedo de volar libremente. Nunca fuiste uno para ser como los héroes de las películas que saltan del techo de un edificio a otro. Tampoco eres un amigo de los límites, pero te aferras a la supuesta seguridad de ellos.
En términos del mundo, la seguridad no existe. El Sol ya salió, y al minuto siguiente hay un trueno inesperado, y el mundo se pone patas arriba.
Así se emitieron fuertes decibelios y rayos a la Tierra. Los Dioses del Trueno se levantaron sosteniendo martillos y aterrizaron en la Tierra junto contigo para que te cubrieras tus ojos y oídos. ¿Qué es miedo sino división? ¿Qué es una navegación sin problemas, sino la Unión de la Unidad?
Sé Uno Conmigo, y déjame ser tu ancla que te mantiene a salvo donde sea que estés. Ven Conmigo. Ven a las Islas Esmeralda. Ven al Amor y participa de la Belleza y la Paz.
Los Dioses de la Paz no son llamativos, sin embargo, también existen. Un Dios de la Paz te alcanza en un momento tranquilo, y entonces Yo, un Dios de Paz, te digo también: "Quédate Quieto". Amados. Escuchen a los ángeles heraldos.
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