Published on: November 7, 2017
Dios dijo:
¿Qué es la paciencia sino esperar? Es decir, esperar sin impaciencia.
¿Que es la impaciencia sino estar demasiado excitado como para esperar? Tu anticipación es fuerte, o sólo estás muy ansioso por acabar con algo y superarlo.
Se dice que todas las cosas buenas llegan a aquel que espera. En ocasiones sirves al mundo al atrapar una estrella fugaz así nada más. Corres a atrapar una estrella o una pelota de beisbol y luego te deslizas en primera base.
En el mundo, todo parece depender de algo más o de todo lo demás, y ¿quién sabe por qué hay balones sueltos? Puedes averiguarlo después del evento, pero ¿de qué sirven las explicaciones de todas formas, especialmente después del hecho?
Por supuesto, a ustedes, Mis Niños, les gustan sus T's cruzadas y sus I’s punteadas. La Vida, no obstante, es decisiva y no atiende mucho a las explicaciones. Cuando todo está dicho y hecho, ¿de qué sirven las explicaciones? ¿Son las explicaciones al final del día excusas? ¿O excusas lo suficientemente buenas? En ocasiones no hay excusa que pueda satisfacer, y algunas explicaciones son interminables como una bufanda de lana que estás tejiendo o un crochet.
De hecho, a tus ojos, a menudo no hay excusa suficiente para perdonar eventos fuertes en la Vida. No puedes encontrar suficiente de nada para disculpar el caos total, la crueldad, y el sufrimiento de entidades inocentes. Nada lo justifica.
De todas formas, ¿qué se puede cambiar después del evento cuando no hay nada que pueda deshacer eventos pasados? Tienes que dejar lo de antaño e incluso el más reciente pasado detrás de ti. Cuando todo está dicho y hecho, debes dejar ir todo lo que hierve en tu interior para que así puedas avanzar. Es una necesidad el que avances. Ya no cargues más un costal en tu hombro.
Cuando te rascas una comezón muy a menudo o muy profundo, sangras. Cuando castigas mentalmente, cuando guardas rencor, no estás dejando ir cuando dejar ir es un deber absoluto. Dejar ir es por tu propio bien y por tu futuro y muy posiblemente por el bien de tus hijos aún no nacidos. Hay elementos de tus recurrentes pensamientos que no deben continuar y que tienes que dejarlos ir como la plaga.
A la cabeza en la lista están los malos-pensamientos. No quieres que los ásperos resentimientos que experimentaste en tu Vida acompañen a ni una de tus generaciones dentro de su Vida Diaria. Ni remotamente lo quieres. Asegura la Buena Voluntad en tu Corazón. Tú puedes hacerlo.
Cuando albergas un corazón resentido, sin importar cómo puedas esconderlo, lo transmites como parte de la herencia que dejas. Si quieres borrar la mala-voluntad — si quieres que la mala-voluntad se extinga — si quieres que la mala-voluntad desaparezca de la Faz de la Tierra -- no puedes fomentar un corazón resentido sin transmitirlo. Tus pensamientos llegan a lo largo y ancho. No hay opción para ti más que deshacerte del hacha. Tienes que hacerlo. A fin de rescatar el corazón de tus hijos, tienes que encontrar la forma. Esto es alcanzable. Tienes que alcanzarlo.
Yo digo que en la Vida, hay algunos deberes, pero el Libre Albedrío también existe. Yo te estoy diciendo con respecto a los rencores, grandes y pequeños, que no tienes opción excepto dejarlos atrás. No debes de mantener rencores. No te equivoques. Esto va para el pequeño y el grande. Haz guardado rencores por un largo rato. Ya no albergues sentimientos hostiles en ningún lugar cerca de tu Corazón. No debes permitir que los malos-sentimientos se exacerben. A las más severas injusticias se les tiene que dejar ir. Debes deshacerte de ellas.
“Fuera, maldita mancha, fuera!’’ dijo Lady MacBeth.
En el caso de Lady MacBeth, fue su culpa al matar a Duncan lo que ella tenía que expulsar. Ella literalmente tenía sangre en sus manos. No debes albergar malos-sentimientos. Es arrogante de tu parte el albergar resentimientos en tu Corazón. Comprensible, sí. ¿Tiene mérito? No.
La Unidad existe. En Verdad, no existe el otro. Existe Uno. Cuando vas en contra de otro, vas en contra de ti mismo. Cuando lastimas el Corazón de otro, es tu propio corazón al que lastimas.