Dios dijo:
La vida es como un árbol con hojas. El ángulo desde el cual se miren las hojas hace la diferencia. La forma en que la luz del sol cae sobre las hojas hace la diferencia. La hora del día. El estado de ánimo en que te encuentres. Los árboles son multidimensionales.
Cuando trepas un árbol y miras cada hoja con un microscopio, tendrás una vista microscópica de las hojas. Esto es lo que puedes hacer a menudo con tu vida personal. No siempre es ventajoso para ti ver tu vida con tanta atención como lo haces. Podría hacerte miope.
Por supuesto, por el contrario, es posible que llegues a conclusiones y mires desde una distancia lejana.
La vida es para ser vivida, no para ser examinada bajo un microscopio, ni tampoco es la vida para ser empujada a un lado o barrida debajo de la alfombra o pasada por alto por completo.
Vacilo en decir que la vida no necesita una inspección en absoluto. Las revelaciones pueden surgir espontáneamente. Si Yo digo que harías bien en tomar una visión a largo plazo de la vida, es posible que lo interpretes como simplemente tomar una mirada, o podrías interpretarlo como aferrarte al pasado.
Deja ir al pasado y entra en el presente. No arrastres a la vida, ni tampoco la vivas como si fuera una carrera. Toma la posición de que la vida es lo que es y que también es lo que hacemos de ella. No hagas demasiado de la vida. Bueno, no te pongas en la posición de no ver el bosque por los árboles.
La vida que vives puede tener la apariencia de un tren con muchos vagones. La vida que vives puede tener la apariencia de un tren avanzando cuesta arriba, o de un tren costeando cuesta abajo. Puede tener la apariencia de un hermoso ramo de rosas de todos los colores. Incluso cuando la vida venga a ti como viene, puedes arrancar las rosas que favoreces y ponerlas en un florero. Puedes abrazar las rosas, o las puedes tirar a la basura. Puedes ver la vida como un circo de animales salvajes y tener miedo de que los animales salvajes se suelten y te hagan daño. Tu vida es tu vida, y la puedes ver de un millón de maneras, y, en definitiva, tu vida es según la mires.
Al igual que cuando hay dos mujeres viendo un vestido en una ventana de la tienda, a una le va a encantar, mientras que la otra puede sacudir su cabeza con un no rotundo.
Desde cierto punto de vista, podrías decir que no importa de una manera u otra. Por otro lado, hace toda la diferencia en el mundo para el vestido. Una mujer lo compra y se lo lleva a casa. Se convierte en su vestido. Ella se lo pone y se gusta a sí misma en lo que, después de todo, es sólo un vestido. Cuando la mujer que no compra el vestido y no ama lo recibe como un regalo, el vestido podría colgar en un armario para nunca ser valorado, nunca ser sacado y usado o ser considerado como de mucho valor. El vestido en sí es el mismo vestido. El vestido es inocente.
Y así es la vida, dependiente de cómo la mires y cómo la nutres. Ya se trate de tu vida o tu vestido, cómo lo mires hace toda la diferencia en el mundo.
Deja que tu vida sea usada bien. Déjala que sea reconocida y apreciada por lo que es. ¿No es tu color favorito hoy? Oh, bueno, eso está bien. No vas a castigar a tu vida porque apareció de esta manera hoy y no de otra manera.
Cuando horneas un pastel, a veces el pastel sale mejor un día que otro. En cualquier caso, te lo comes con un vaso de leche o una taza de café o té. ¡Qué rayos! Era un pastel que habías preparado. Le das un buen uso.
Es cierto que la vida te lleva consigo donde quiera que te lleve. Al mismo tiempo, tu opinión de tu vida importa.
Saluda cada toma con entusiasmo. Da la bienvenida a cada día. No importa en qué disfraz aparece tu vida, pronto le dirás adiós y la despedirás agitando tu mano. Un día es una cosa pasajera. La vida es una cosa pasajera en el mundo, sin embargo, cada día es tuyo para vivir y escoger las rosas.