Dios dijo:
Elévate por encima de los inconvenientes diarios. Los inconvenientes son sólo inconvenientes. Las molestias son sólo molestias. La frustración es sólo frustración. ¿Quién dice que todo tiene que ser fluido para ti en cada momento? No tienes que darles una calificación alta a los pequeños asuntos que permites se conviertan en grandes. Sálvate a ti mismo de la frustración diaria. Las molestias suceden. Tú eres quien las califica como frustración. Tú eres el único que dice qué tan trascendentales son.
La mayoría de los inconvenientes se resolverán de una manera u otra, o tú los resuelves. Hay remedios. Tienes una fecha límite importante, y tu computadora no coopera. No es el fin del mundo, aunque muy a menudo pueda parecerlo para ti.
Díganme, queridos míos, cuando la conexión de sus computadoras empieza a funcionar bien de nuevo, ¿es su cuota de felicidad tan grande como lo era su cuota de infelicidad? Probablemente no. Tu salto de alegría no se asemeja a la altura del salto de tu frustración. ¿No es así?
¿Te has convencido a ti mismo de que los aspectos negativos de la vida son más destacables que los aspectos positivos de la vida? ¿Por qué harías eso? Al parecer, la frustración es satisfactoria mientras que un buen funcionamiento es regular y se da por sentado. Una espina en tu costado parece merecer más atención. Es como si estuvieras bajo el hechizo de las espinas.
Cierta dificultad definitivamente llama tu atención. Por supuesto, tiendes a pensar que es una dificultad descomunal. Cambia esta situación. No dejes que la rueda chirriante obtenga toda la grasa. Da elogios a todos los asuntos que actualmente das por sentado. Considéralos tus hijos. Dales una palmadita en la espalda. Piensen en grande, amados. Los detalles de la vida también merecen estímulo.
Gracias a Dios por el buen funcionamiento del Universo, incluso el Universo de tu entorno inmediato. E inclusive si te golpeas el dedo del pie, gracias a Dios, tienes un dedo qué golpearte.
Si todo en la oficina parece ser un impedimento hoy, gracias a Dios por todas las veces que todo transcurrió bien. Sé justo. Sé imparcial. Un poco de aprecio te llevará muy lejos.
Si se te pincha un neumático, no patees el neumático. El neumático hizo lo mejor que pudo. Ahora, haz tú lo mejor que puedas.
La frustración no debe ser la dueña de tu vida. La flexibilidad y la bondad – vamos a decirlo - deben de ser las dueñas de tu vida. El amor debe ser el dueño de tu vida. Es decir, debes dominar el amor en las cosas pequeñas. Este es tu desafío. Y este es tu destino. Debes tener un buen humor y tomar los inconvenientes con gracia. Incluso un torrente de lluvia tiene sus aspectos favorables. Riega a las flores. Es de visión corta pensar sólo en tu conveniencia personal o tu inconveniencia.
Lidia bien con las pequeñas cosas. Esto flexiona tus músculos. Promuévete a ti mismo a un mayor grado de respuesta. Así es como debes vivir día a día. Esto no es mucho que pedirte, ¿verdad?
Sean naturales, amados. Tomen la vida con calma. Sin rabietas internas o externas, ¿de acuerdo? Si hay un día en el que parece que no puedes hacer tu vida del día a día mejor, entonces haz que la vida de los que te rodean sea mejor. Dale a alguien un poco de buena fortuna. Con qué rapidez todo lo que te ha estado pasando se calmará, es decir: Tú te calmarás. Vas a poner los pies en alto y una almohada debajo de tu cabeza, y te recostarás, y sabrás que la vida es buena, no importa lo que te parecía hacía un momento.
Date a ti mismo la idea que eres el bienaventurado de los bienaventurados. Puedes ver el sol brillar, y puedes sentir la lluvia fresca. Está bien si tu ropa, que se secó al aire libre en el tendedero momentos antes, se moja de nuevo. Se secará de nuevo. Nada se pierde. Todo se gana. Te estás moviendo hacia adelante. Esto es lo que haces. Esta es la forma en la que progresas. Un pie después del otro. Y todo está bien, incluso cuando no estás convencido. Si es posible para ti aprender esta sabiduría más adelante, puede entonces apréndela ahora.