Dios dijo:
Los errores suceden. Son cosas que pasan. No estás para cultivarlos y arruinar tu día a causa de ellos. Malinterpretaste algo. Tienes que dejarlo ir. Se cometió un error. Discúlpate, y ahora lo dejas ir, y sigue hacia adelante. Eres un caminante. Te mueves hacia adelante en la vida. Marchas en la vida. Sales del pasado. Y, cometiste un error. Lávate las manos de él. Di Mea Culpa una vez y olvídalo. El pasado no está para que sea un albatros alrededor de tu cuello. Te conozco. Te consideras responsable; a nadie más. Hasta ahora, todo bien. Date libertad condicional de la servidumbre al pasado ahora. No te condenes a ti mismo al remordimiento y a la tristeza. Haz las paces con lo que ha pasado.
No siempre eres lo que quieres ser. No siempre eres el héroe. Una parte de ti es un hacedor de errores. Perdona a esa parte de ti. La culpa no es parte de ti. La culpa es un lamentable complemento, y no debes agregar la culpa a tu lista auto-prescrita de delitos. Incluso si nadie más te perdona, perdónate a ti mismo. Perdonarte a ti mismo significa dejar ir a la basura lo que sea que fue el error. Ahí es donde tienen que ir las decepciones que tienes de ti mismo. No puedes almacenar más remordimientos. De hecho, es hora de que arrojes bien lejos esos errores e incluso aquellos que son posibles. Dales una despedida si tienes que hacerlo, pero remuévelos de tu vista. Recolectarlos es como recoger moscas. ¿Para qué las mantendrías? Si tienes que expiar, expía al pasado siguiendo hacia adelante ahora.
Aquello que es para dejarlo a un lado, déjalo de lado. Deja los errores donde se encuentran, o bárrelos. Déjalos que desaparezcan. Ellos no tienen ninguna función ahora, todos estos errores, excepto sobrecargarte. Sobrecárgate con el bien que has hecho. Santo cielo, piensa en todas las veces que no cometiste ningún error, y cuando te elevaste a la ocasión! Tus errores fueron accidentales. Ellos no fueron deliberados. Eran precipitados. No estabas mirando cuidadosamente. Hiciste suposiciones que no eran ciertas, o no podías ver.
Esto es lo que debes entender. Los errores no te pertenecen. No tienes que mantenerlos. No los fomentas. Los errores que has cometido no son mascotas con las cuales debes quedarte. Tira tus errores al aire o en un pozo. Importa que hayas terminado con ellos. Los errores son siempre del pasado, y el pasado es para dejarlo ir. No tengas nada que pese sobre ti. Reconocer un error es como fumarse un cigarrillo. Cuando está terminado, lo aplastas con el pie. No recoges las colillas de los cigarrillos.
Cometiste un error. No es el primero. No acumules errores. No dejes que lleven tu atención lejos de hacia dónde vas. Estás camino hacia Mí, y te acercas más y más. Si vienes hacia Mí en automóvil, a veces se te pincha un neumático. Es temporal. Intenta arreglar el neumático desinflado. Si eres capaz de arreglarlo, ya no es un pinchazo. Si no se puede arreglar, lo abandonas. Y esto es lo que debes hacer con todos los errores que has cometido - abandonarlos y seguir con la vida. Los errores que has acumulado no son más que pensamientos. Tienes mejores pensamientos qué pensar. Piensa en ellos.
Mira la bola naranja de sol que se pone hoy en el cielo. Observa el crujir de las hojas que el viento ocasiona. Nota la frescura del aire. Deja que la melodía que cantes sea agradable. ¿Quién en su sano juicio pondría su atención en los errores? Lo más probable es que nadie está contando tus errores, excepto tú. Descártalos. Descuéntalos. Termina con ellos. Los errores no deben ser gusanos que te carcomen. Lo lamentas, y ahora sigues adelante. Esto es lo que tienes que hacer con el pasado. Levanta tus pies en alto y haz marcas nuevas en la arena. Tienes bien qué hacer. No debes poner un sello de Error en tu frente y mantenerte esclavo a los remordimientos. Que estás en la Tierra no es un error. Marchas hacia adelante ahora. Nunca es un error poner un pie adelante. Sigue caminando.