HEAVENLETTER™ #2300 El que te lleva a cuestas Marzo 13, 2007
Dios dijo:
La línea que divide la felicidad de la tristeza es una línea muy fina. La felicidad y la tristeza están justo una a la par de la otra, tal como la Divinaescritura y la escritura ordinaria están justo a la par una de la otra. Lado a lado. Difícilmente hay alguna distancia. Por eso son tan fáciles. En ambos casos, tienes conciencia, e inclinas tu conciencia hacia la izquierda o la derecha. En cada caso, favoreces una cierta conciencia. Cada una es una dirección que tomas. Ten la intención de ir en la dirección que favoreces. Puedes pararte a la par de la felicidad. Puedes sentarte con ella, llevarla como llevas un bolso.
Yo puedo comprender que parece que los eventos en la vida te afrontan o entablan amistad contigo. A ti te parece que tu sentido de bienestar depende de la naturaleza de los eventos. Cuando tu conciencia va por los eventos externos, entonces eres como una pelota que rebota y entregas toda la jurisdicción sobre ti mismo. Concedes jurisdicción a lo que pueda venir. O te ves a ti mismo como una naranja que algún malabarista anónimo manipula. O te ves a ti mismo como una pelota de tenis, golpeada de un lado al otro de la cancha, apenas capaz de seguir lo que está ocurriendo.
Cuando te di libre albedrío, Yo tomé esta variabilidad en consideración. Sin libre albedrío, tú automáticamente estarías feliz independientemente de las exigencias de la vida. Las exigencias de la vida estarán presentes, pues en el mundo relativo, la vida percibida cambia de momento a momento. No se quedará igual ni por dos segundos, y son esos cambios lo que tú llamas las exigencias de la vida. Tu puedes incluso ser una actriz principal cuyo rostro cambia dramáticamente dependiendo de los elogios que se le viertan o retengan de ella.
Tú no fuiste hecho para ser una actriz principal o un camaleón. Eres un Ser Humano, diseñado y hecho por Dios. No tienes que cambiar la expresión de tu rostro de acuerdo al escenario y el clima. Puedes saber que tu destino es erguirte alto, independientemente del campo y las tormentas que puedan venir.
Puedes ser feliz, sin estar eufórico, y puedes estar triste sin estar agraviado. La ecuanimidad es accesible para ti. Es una opción que tienes. Tu conciencia no tiene que lanzarse desde un precipicio, ni tienes que cargarla sobre los hombros para que te ovacionen. Tu conciencia puede serenamente estar más consciente de lo Grandioso, que de lo que la vida en el mundo te ofrece. Puedes estar consciente del Océano que yace debajo de todo. Tú puedes ser consciente de tu propia Interioridad. Puedes saber que es segura. Insondable como es, aún así puedes conocerla y arraigarte en lo Inmutable, mejor que en el corcoveante camino en que estás caminando.
Porque el mundo se expande y se contrae, tu imagen de él no tiene que hacerlo. Porque el mundo se expande y se contrae, y tus días también, no siempre son fiables, y no siempre puedes depender de ellos. Sin embargo, sí hay eso de lo que puedes depender, y es el fundamento de la vida, eso que te dio vida, eso que siempre tienes, eso de lo que puedes depender. Su confianza en Mi, amados, no siempre se puede ver en el mundo, pues en el mundo ustedes se levantan y caen. El que los lleva a cuestas, los lleva en alto independientemente de lo que parezca estar ocurriendo en el mundo. El que los lleva a cuestas nunca los suelta. Si cayeran de la montaña más alta, serían agarrados. Si cayeran en un abismo, serían levantados. Aparte de su cuerpo y su vida mundana, ustedes no pueden caer. Ni siquiera pueden rasparse la rodilla. Su cuerpo lleva mis genes, pero yo les llevo a ustedes.
Traducción: Margarita
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(Jorge Lomar - Formador, facilitador, consultor y coordinador del Equipo para la Humanidad)