Dios dijo:
Cuan amoroso es despertarse a Mí. Poco importa cómo y cuándo ocurre; cuando despiertas a Mi estás encantado, porque te has unido al paraíso. Esta es la luz que brilla al despertar a Mí. La Luz Brillante en el Paraíso, podría ser el título del libro que escribo.
Ahora, debo precisar un poco. Despertar a Mí en la Brillante Luz del Paraíso no significa que todo permanece quieto. Tú estás en la tierra, donde todo está aún en movimiento, en aparente movimiento, pretendiendo moverse, moviéndose fuera del centro. El que hayas visto la luz no significa que todo en el mundo está estable. La vida en el mundo aún juega sus trucos. El tapete bajo tus pies puede ser halado. La Tierra puede temblar. La madera puede temblar.
Podrías preguntar si algo permanece estable. Bien amado, tú eres estable. Las inconsistencias de la vida en el mundo no te bambolean. Al menos, no te bambolean tanto. No eres sacudido tanto. Podrías no ser sacudido en lo absoluto, o puede que el ser sacudido no voltea tu vida patas arriba. Aún si tu vida es volteada patas arriba, permaneces firme. De cualquier forma, las sacudidas no parecen ser tan momentáneas como solían serlo.
La palabra clave aquí es “parece ser”. Lo que parecía ser nunca lo fue. Sólo parecía serlo. Tú lo creías así. La vida en el mundo y el tránsito fuera de ella, llamado “muerte”, son sólo fantasmas, espejismos. Dios sabe, parece que estás en la tierra. Parece que tus pies están en la tierra. Oh, sí; lo parece. Pero, la vida en el mundo es una película que estás viendo y realmente, ralamente, te ha atrapado.
Por un momento te olvidas de ti mismo, así tan atrapado estás por la película.
A medida que tus ojos despiertan a la Luz de Dios, te acostumbras al ritmo de la banda sonora de la película, y comienzas a ver que tú y el ritmo no son uno, ni lo mismo.
Aun así, tú tienes un indicio de dónde estás y sabes con quién estás. Eres uno Conmigo y no uno con la película o la pantalla. La película es un corto desvío, una recreación, tal vez deberíamos decir, una actividad recurrente, algo como montar en la montaña rusa.
Ahora, sin importar qué película ves o a cual diversión te subes en el parque de diversiones, mantienes tu equilibrio.
Sabes verdaderamente dónde estás. Sabes lo que es real y lo que no lo es. Conoces la Esencia de Ti mismo y de Mi mismo. Sabes que nos tomamos de las manos y que Nuestros Corazones no son dos, sino Uno. Más aún, sabes que todos los personajes en la película en la que estás también van tomados de las manos. Tú sabes que Nosotros, los así llamados Nosotros, también nos tomamos de las manos con los demás. Suele decirse que toda la vida es tan paradójica como una mano que aplaude.
Ahora, despierta a Mí. Tú eres tú, como siempre lo has sido, excepto ahora, cuando tus ojos se abren y tienes una mejor perspectiva de la película. Tienes un asiento más elevado y, así, una vista más amplia, más objetiva; pero, todo tu corazón aún está ahí, sólo que ahora estás en una base más sólida.
Podríamos decir que nada es diferente, pero todo es diferente porque tu ceguera ha sido removida.
En realidad, tú nunca estabas ciego. En realidad, tus ojos nunca estuvieron cubiertos, aunque no veían. Tú ves con tu mente, amado. Tú ves lo que crees que estás viendo.
Es como cuando buscas las llaves de tu auto. Simplemente, no las encuentras. Buscabas por todas partes y no las veías. Entonces ocurrió que elevaste la mirada, y allí estaban. Tus llaves estaban encima del refrigerador o en el gancho donde siempre las pones. En efecto, estaban en tus manos todo el tiempo y, así, tienes tu Paraíso justo frente a ti.
Traducido por: Jhrendon
Enlace original: http://heavenletters.org/the-honky-tonk-song.html