UN REINO SIN FRONTERAS – 31de Mayo, 2006
Heavenletters™ No 2034: Acercando la Tierra más al Cielo

Traducción: Alicia Novoa – aliciany [at] avantel [dot] net
Edición: Anita Manasse - estrellam [at] sion [dot] com

El CIELO se encuentra aquí para alcanzar a cada alma para volver a despertar.
* Nuestra conexión con Dios*
* Nuestra creencia en nosotros mismos *
* Nuestra consciencia de nuestra valía compartida con Dios*
* Paz en la Tierra*
* Dios siempre nos está acercando a Él.

DIOS DIJO:
Ustedes montan una balsa de vida. La equilibran con sus pies y un palo. Cabalgan el río. En qué noble aventura están. Pasan por los rápidos, o flotan en una piscina quieta. A donde los llevará el río de la vida mañana, lo descubrirán. Son unos exploradores en la vida, y aún siguen el río a donde los lleva.

Se rebuscan la vida, queridos. Están en una expedición de compras. Lo que el almacén del mundo tiene para ustedes, lo verán cuando lleguen ahí.

Un mapa de la vida no es la vida misma. Una ruta no sigue a un mapa. Un mapa trata de seguir una ruta. Puede haber desviaciones y vueltas que el mapa pudo no tomar en cuenta, o las curvas en el camino que estuvieron alguna vez, ya no están. Ningún mapa está actualizado.

Habrá golpes de fortuna, y habrá piedras, y ambos son imparciales. No hay nada para ustedes para que lo tomen personalmente, ni todo el oro, ni el té, ni el carbón caliente, ni los glaciares. En todos los casos, están conociendo la vida. La vida los sostiene, y se desliza y resbala. Cualquier playa por la que pasen, la vida se está sirviendo a sí misma para ustedes.

Acepten lo que venga en su camino, y después manténganse siguiendo el río.

El río que ustedes últimamente siguen es Mi corazón. Y eso es hacia donde ustedes jalan también. Donde Mí corazón está, es el Cielo. Y ustedes están en Mi corazón. ¿De qué es toda esa agitación?

Navegamos juntos. El barco que navego no avanza torpemente excepto en sus mentes. Mi corazón no puede ser derrotado. Ustedes vienen de Mí corazón, y ustedes son animados en Mi corazón. El Cielo no está estático. Ustedes respiran vida en él, amados. Ustedes participan del Cielo ahora mismo. Viajamos juntos. Aguas arriba o aguas abajo. Nos comprometimos en este viaje. Es realmente una excusa para Nosotros llegar a conocernos unos a otros como si Nosotros viniéramos desde una distancia. Todo lo de esta vida relativa es un Como Si. Está escrita en arena con una vara o está escrita en los vientos. Con prontitud se desvanece, y ustedes entran hecho y derecho a donde no hay desvanecimiento.

En el centro del Sol, hay luz brillante y no se desvanece para nada. Esto es donde Nosotros somos indeleblemente vistos por el amor que Somos. Aquí Nosotros estamos atrapados en el amor, por así decir, pero no hay nada sino amor, así que entonces es más verídico decir que Estamos liberados en el amor. Nuestros corazones son prisioneros del amor en una tierra vasta sin orilla, un reino sin fronteras del corazón palpitante, pulsando amor, amor sobre amor, animado en el amor, respirando amor, nadando en él, hundiéndose en él, desmayándose en él, construyendo castillos de amor en un siempre aumentado remolino de amor.

El amor es el lugar del comienzo, y no hay salida de él. No hay ningún lugar para salir del amor. El amor los tragará y realizará maravillas en ustedes, y aún no puede hacer nada con ustedes sino tenerlos nadando en él, empápense de él, absórbanlo, chapoteen en él, salpíquense de él, hagan olas grandes. El universo ruge en amor, y todavía, en la Tierra, el amor puede no haber sido oído. Algo más puede ser oído en cambio, parece ser escuchado en cambio cuando, en realidad, no hay nada para hacer del amor, sino más amor, el amor hace camino para el amor, el amor se engalana a sí mismo, el amor se prodiga sobre sí mismo, el amor se presenta a sí mismo como amor y nada sino amor, el amor perdura en una multitud de amor, el amor acumula, y el amor dado, el amor compartiendo la montaña de sí mismo, el océano de sí mismo y el valle en el medio. Porque, amados, están en el valle y montañas de amor que Yo sostengo en Mí mano, Mí corazón, y Mí aliento.

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Gloria Wendroff, Overseer
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