Amado, mantén segura la honestidad del amor en tu corazón. Déjalo ser. Dale a tu corazón un margen de maniobra al igual que al de otro. Confía en tu corazón. Tu corazón requiere tu verdad. ¡Atrévete a amar! ¡Atrévete a objetar! A veces, todo lo que requiere la vida es que hables y seas escuchado. El mundo puede no ser tan rudo como has pensado. Habla tu verdad.

Inténtalo. Expresa la Pura Verdad.

Exprésate directamente con la menor cantidad de palabras posible. No siempre puedes estar de acuerdo con tu empleador, por ejemplo. No siempre adoras, ni puedes rugir siempre. Represéntate a ti mismo. Tus palabras no siempre tienen que ser tomadas de un libro de instrucciones.

No tienes que estar en lo correcto. Sólo di tu verdad. Tienes una mente y un corazón y una boca para hablar y oídos para escuchar.

Todo el mundo está seguro de que tiene razón, es correcto desde su punto de vista. Y tienes razón desde tu punto de vista. Sé honesto y directo. Llega a alguna parte. Es mucho lo que le importa a tu corazón y alma, no desde el ego. No hay necesidad de tratar de convencer a los demás. Hablas la verdad que se eleva en tu corazón.

Sé audaz. Tus propios pensamientos no tienen que ser guardados en secreto. Representa tu verdad. Habla. Tienes un corazón y un alma. Di tu parecer. No vayas de puntillas. No aplaces. No convenzas. Habla tu propia dulce verdad, Amado.

Eres consciente de que muchos llevan su propio equipaje y lo repiten. La raíz de la ira bien puede pertenecer a la primera infancia y no tanto a la persona que está frente a ti. No, no necesariamente la persona frente a ti.

No acuses. No culpes. Usa pocas palabras. Sigue adelante. Puede que te sorprendas a ti mismo.

Habla en pocas palabras. Te estoy diciendo ahora algo poderoso en pocas palabras.

Aquí, sé directo. Directo significa simple. Di lo que tengas que decir en pocas palabras. Especialmente, en un desacuerdo, sé dispuesto y frénate.

No das clases. Eres rápido, ahorrador de tiempo y directo al grano. Basta de charla. Tú hablas. No disimulas. Te pones de pie. Párate erguido. No tiene sentido tratar de ser otro más que tú mismo.

Habla tu dulce verdad. La tensión se va. El respeto mutuo se eleva.

Honestidad pura y simple funciona tan bien que los argumentadores pueden volverse buenos amigos que se valoran mutuamente y lo hacen saber.

Es bueno hacer un amigo. Se ha sabido que pasa. Donde hay discordia, puede haber acuerdo.

¡Bravo! Puedes ser escuchado. Bravo. Eres directo, simple, y claro. Habla con pocas palabras. Estás aquí para vivir la vida. Se honesto. No siempre busques la aprobación.

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