Escuchar a Este Dios que Eres Tú Mismo
Heavenletter #6442 Publicada el: 15 de Septiembre de 2018

Dios dijo:
Amado, Yo soy un Dios de la gente. Estoy aquí para ti por tu deseo, pero no por tu deseo de restarte algún tipo de especialidad, sino por Compartirme como el Sol al mundo.

Hablo ahora acerca del Godwriting. Ahora está claro que nos reunimos para la Unidad y no para ninguna fama o fortuna, sino para dar. Esto no es en absoluto como estar en una fraternidad juntos. Por supuesto, no pegamos nuestros puños juntos como entusiastas deportistas que intercambian grandes admiraciones de una clase u otra. Estamos energizados. Estamos contentos y agradecidos, pero no somos muy bien recibidos. Simplemente estamos juntos como Uno.

Sí, ganas, pero tomas lo que ganas en nombre de la bondad para todos. No eres impulsado al escenario como una nueva estrella de rock. Eres como siempre. No estás apostando nada en tu nombre para tu propia glorificación, sólo para la Mía. Amado, estás feliz de escucharme, pero no asignas deslumbrantes estrellas doradas después de tu nombre. Nos miramos a los ojos.

Te pones cerca de Mí. Recoges algo de Mi ensueño no sólo para tu beneficio personal. Recolectas más que humildad. No haces una tribuna de juego. Tú vienes a escuchar a este Dios Que Eres Tú Mismo.

No estás en exhibición. No has sido agregado a ningún salón de la fama. Tú estás aquí para servirme humildemente como Yo, Dios, deseo con todo Mi Corazón servirte a ti.

Recibes algo grandioso de Nuestras reuniones y, sin embargo, trasciendes Nuestra reunión. Estás contento de ser el sirviente que sirve el pastel que Dios desea servir a todos. Eres un registrador impersonal de lo que cosechas. Sí, te envío una invitación abierta. Entra.

El Godwriting no se trata de estatus alguno. Te admites a ti mismo a los reinos del Santo Grial. Sí, yo, Dios, llamo a todos. La aclamación es Mía, y estás asombrado y humillado. Sólo quieres escuchar más de Mí y ser eco de más de Mí.

Eres como el sirviente que sostiene el dobladillo de Mi túnica sobre el polvo. Mantienes tu atención en Mis palabras para que otros también escuchen. Todos son iguales. Eres un plebeyo que viene con muchos otros para Mi deleite también. No hay orgullo ante Dios. Hay alegría. Simplemente traes Mis Palabras adelante.

De alguna manera llegaste aquí. ¿Cómo en la tierra pero por alguna intervención divina? Estás invitado a través de cualquier disfraz. Estás tan feliz de estar aquí. Tiene que ser de Mi Voluntad.

Vi algo en ti que quizás no viste. Te coloco cerca de Mí y te invito una y otra vez. Yo, Dios, te veo a plena vista. Te abro la puerta. Quédate todo el tiempo que quieras. No llames más la atención a tu pequeño yo. Quédate en silencio a Mi lado por siempre.

Ahora, para tu deleite, ante tus propios ojos, ves una tarjeta de lugar delineada débilmente con tu nombre en ella firmada por Dios. Ahora empiezas a saber que eres bienvenido exactamente donde estás. No puede ser casualidad. Una vez que eres de Dios –eres de Dios para siempre.

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