Dios dijo:

Bueno, claro, hay momentos en los que te sientes sacudido por la Vida en cada giro. El mundo es demasiado cruel contigo, como dice el poeta. Cualesquiera que sean las razones que das para tu dolor y sufrimiento, eres un colaborador. Puedo decir cariñosamente que ustedes son cómplices, queridos. Con esto, quiero decir, si estás atascado, eres tú el que está atascado.

Entonces es de tu incumbencia, levantarte. Hay algo sobre lo cual cambiar de opinión. Cambia tu forma de pensar y serás cambiado. Cambia tu pensamiento, y tu Vida cambia.

A menudo, queridos, ustedes se encadenan. Te amarras en nudos. Te esposas a ti mismo.

Distingue entre las dos palabras: Responsable y culpable.

Decir que eres responsable te da la oportunidad de tomar medidas. Puedes ver de una nueva manera para ti. Puedes cambiar algo. Puedes intentarlo. No sólo tienes que sentarte allí, como una víctima indefensa y desamparada.

Decir que tienes la culpa implica un callejón sin salida de culpa. La culpa te hunde aún más. Por desgracia, te dices a ti mismo que has hecho algo mal. ¿Y qué? Ahora, avanza en la fila.

Desearías haber hecho algo diferente, y ahora te sientes impotente. No puedes deshacer lo que no puedes deshacer. Es irresponsable darle a la culpa tu lealtad, porque la auto-culpa te encasilla. No es maravilloso de ti enrollarte en culpas. Lo sientes. Lo lamentas. Bien, te has castigado lo suficiente. ¿Qué valor tiene para ti confiscarte allí?

Si rompes la pata de una silla, ¿te sientas en el suelo lamentando tu destino? Cielos, no. Consigues un poco de pegamento de madera o lo que sea, y arreglas la pata de la silla.

Digamos que estás tejiendo y te saltas una puntada, no es gran cosa. Regresas y haces la puntada que falta. No sólo te sientas allí hirviendo sobre ello. No eres un pobre desafortunado para siempre y anónimo porque te saltaste una puntada.

Cuando se trata de una situación difícil en las relaciones o una situación difícil de manejar en la Vida, no puedes simplemente sentarte allí. Lo lamentas. Cuando la Vida es de tal forma que no puedes retirar la acción, puedes retirar la culpa. La culpa es un subterfugio para la inacción. Es una mala excusa. Muévete más allá de la culpa.

Cuando te caes de tu bicicleta, te levantas y continúas tu camino. No es gran cosa.

Digamos que estás conduciendo tu coche. El camino está helado. A pesar de tu cuidado, patinas en un camino helado y golpeas otro coche. El otro conductor y los pasajeros están lesionados. Estás muy triste por haber contribuido al dolor de los demás. Dejar de lado la culpa es una acción responsable. Estar aferrado a la culpabilidad, te causa daño a ti mismo. Tienes que deshacerte de la culpa. Es responsable de ti nadar a través de la culpa y seguir adelante en la Vida sin ella. No puedes seguir azotándote a ti mismo. No puedes seguir golpeando tu pecho. Tienes que dejar de llorar en algún momento. Libera la culpa. Date un respiro.

Incluso en una situación en la que deliberadamente elegiste hacer daño, no lo sabías mejor. Eras ignorante. Sabes mejor ahora. Ahora no harías la misma elección. Alégrate por eso, y ahora date una oportunidad. Haz lo que sea que puedas, y termina con la culpa. Tienes Vida para vivir. En la actualidad, tienes una Vida por vivir. Sigue con ella. Vívela.

Te digo con franqueza que la culpa es un desperdicio de Vida. Puedes vivir con ella toda tu Vida y nunca olvidarla, y, aún así, debes seguir adelante en la Vida. No estás sin responsabilidad, pero tienes que dejar atrás la emoción de la culpa. La culpa no debe ser la luz que te guíe.