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Heavenletter #5082 Siéntate justo aquí, cerca de Dios

Dios dijo:

El llanto es un mecanismo que deja ir al dolor. Sin embargo, nunca quieres realmente terminar con el dolor. Puede que digas que si quieres. Puede que pienses que quieres, y sin embargo te hundes en las lágrimas del dolor, y de alguna manera, el dolor te reconforta. El llanto alivia algo en ti al mismo tiempo que abre tus heridas y les pone sal. Cuando no sabes qué más hacer, lloras. No es un enfrentamiento. Tampoco es aceptar tu dolor auto-admitido. Es solo llanto, y algunas veces ni siquiera sabes su motivo. Puedes enumerar razones, y sin embargo aún así no sabes por qué.

No está mal que llores. Si es para liberarte, es una liberación que necesitas en ese momento. No sabes qué mas hacer. Muy frecuentemente tu enemigo no tiene nombre. Es una aflicción sin nombre en tu corazón. Parece que no tiene final. Cuando pasas las páginas de tu vida en la Tierra, sientes abandono. El tiempo ha pasado, y hay seres amados que ya no están contigo. En última instancia, tu llanto puede que se reduzca a:

“Qué voy a hacer sin mi amigo?”He perdido a un amigo. He perdido a mi madre y a mi padre y a mis hermanos y hermanas y a más amigos de los que puedo contar. De muchas maneras, hay seres queridos que he perdido en la distancia del tiempo y el espacio. Oh, cómo visitaría a mis amigos perdidos ahora, si pudiera!.

“Soy carente en mi vida. La vida es un dolor en mi corazón. Estoy seguro de que no se supone que duela tanto.

“La verdad es que parece que necesito que algo suceda en mi vida para poder ser feliz. Algo maravilloso debe ocurrir en la superficie de mi vida para que yo sea feliz. Yo sé mejor que pensar de esa manera. Todo lo que necesito es a ti, Dios. Y todo lo que tengo eres Tú, y sin embargo… sin embargo… algo falta, y de alguna manera, perdóname, Tú no siempre alivias mi corazón. Esta es una falta existente en mí. Mi corazón parece estar lleno de dolor y vacío de gozo. A veces busco olvidar, y nado en el Río del Olvido en donde no existen las ausencias ni memorias del pasado ni los sueños del futuro. A veces le doy la bienvenida a la nada.

“Es como si Tú no pudieras limpiar mis lágrimas. Inclusive cuando mis ojos están secos y ya no esté llorando, mis lágrimas sólo se han alejado por poco tiempo. Me esperan detrás del escenario. Inclusive vienen sin ser invitadas. Parece que vienen de su cuenta.

“Ha habido momentos en los que he creído que lo he logrado, y que he dejado las lágrimas atrás. Muy pronto descubro que puedo llamar a mi vida: El Retorno de las Lágrimas, el Triunfo de las Lágrimas, Tristeza por encima de la Alegría. En este momento las lágrimas son mi único amigo. Están en mi esquina. Pasan el rato conmigo. Están a mi entera disposición. Son buenas sirvientes que vienen en mi auxilio. Parece que las necesito, y sin embargo no las quiero.

“Te quiero, Dios, y sin embargo muy frecuentemente estoy más cerca a las lágrimas que a Ti”.

Amados, eso no importa. Nada de esto importa. Lo que describes aquí hoy no es todo lo que eres. No te representa. Da una buena llorada cuando lo hagas. Recuérdate a ti mismo aquellas lágrimas de alegría que también te han acompañado.

La alegría te espera al doblar de la esquina. Estarás bailando de alegría nuevamente. Tendrás más alegría de la que has imaginado. La alegría te abrumará. Estarás lleno de felicidad. Ella está en tu horizonte. Puedes continuar lamentándote si quieres, pero no tienes que hacerlo. Deja ir al pasado y regocíjate Conmigo ahora. Ven, siéntate justo aquí, cerca de Mí.