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Heavenletter # 5029 La Música del Corazón

Dios dijo:

Cuando te levantes en las mañanas, dime a Mí desde tus adentros:

"Oh, mi Dios hermoso, gracias por existir y haber creado el Universo y habernos dado tu corazón a todos nosotros, habernos dado a Tí mismo como nuestro Compañero constante y mantenernos en Tu Corazón, y recorrer con nosotros un viaje fabuloso que termina justo donde comenzamos Contigo. Hablo de nosotros aquí como Tus muchos amados y no de Tú y yo como Uno".

Y yo te digo a tí, Mi amado:

Yo te agradezco por acompañarme en este Palacio del ser, por estar Conmigo a través del espesor y la delgadez. Por supuesto, no hay otro lugar para ir o para ser, y aunque al mismo tiempo, no estás encerrado. Eres libre de volar a cualquier parte, y sólo puedes tropezar contigo mismo, aparentemente, tu pequeño ser y en última instancia tu Santo Ser. En última instancia, Nosotros (y hablo de tú y Yo como Uno) simplemente estamos activando la Luz Fantástica a través de esta Tierra maravillosa llamada Vida en el Mundo. Nosotros bailamos, ¿no es así? Nosotros cantamos, ¿no es así? Nosotros retozamos. Participamos, Realizamos danzas. El Nosotros se convierte en Uno. ¡Sí! Qué felices somos.

Tenemos una charla, aún cuando no hay nada que decir. Cómo podemos empezar a llamar a Nuestro Compromiso. Estamos involucrados en una divertida aventura. Dispersamos nuestro Ser único. Corremos hasta los montes y valles. Caemos de la colina. Escalamos las alturas como en el cuento de Las habichuelas mágicas. Sólo que, no nos topamos con un gigante. De la mano, encontramos a nuestro Único Ser y reimos, y reimos y reímos un poco más.

Sólo piénsalo, viajamos juntos. Nadamos los océanos, y cabalgamos arriba y abajo y rondamos en un carrusel. No nos mareamos, aunque, si así fuese, nos marearíamos con amor, un remolino de amor tras otro, un increíble abrazo de dos aparentes corazones que se unen en Uno solo. Es como si estuviésemos ante una sinfonía y fuésemos Uno con la música del Corazón. No estamos pegados el Uno al otro; sin embargo, somos inseparables y estamos contentos de estar juntos como Uno, embarcados en un Viaje de Amor, Contínuamente saludando nuestro Único Ser. Somos bulliciosos con esta Unidad maravillosa y el amor que habita en Nuestro Único Corazón. Estruendoso, estruendoso va nuestro Único Corazón. El Amor, el amor late en nuestro Único Corazón. Escucha Nuestro Silencio. No escuches cuidadosamente. Sólo escucha entre los latidos de Nuestro único Corazón. Escucha el silencio del goce que iguala a los lirios del valle y salta por delante en un santiamén.

No hay nada que decir. Sonreímos tan ampliamente y reimos tan sinceramente que no podemos parar. Recuperamos el aliento, y entonces brota otra carcajada, así de felices somos, tan sin aliento felices participando en el amor como ningún otro, una sinfonía de alegría que llena el Universo y el Cielo hasta el borde.

El Amor está al alcance. Está tan cerca como nuestro Único Latido. Nuestro amor no está a la vuelta de la esquina. Nuestro amor está estallando en el mundo ahora mismo. Salve al mundo. Salve a la vida. Salve a la luminosidad del Cielo que se desplaza ligeramente en Nuestro Único Corazón

Todo es milagro. No hay nada que no sea un milagro. ¿Qué hay que no sea una maravilla? El canto de un pájaro. El gorjeo de un pájaro bebé. El rugido de un león. El hule golpeando el camino. Un destello de luz. El sol saliendo por la esquina. El suspenso. La suspensión momentánea de la acción. Una pausa. Cuando cesa el pensamiento. El predominio del amor, del amor en aumento constante, siempre presente, siempre yaciendo en una oleada tras otra de sí mismo, jamás abandonando el Corazón del Cielo, la explanada del Cielo, el despliegue del Cielo en la palma de Nuestra mano. Nos reunimos en el Cielo.

Traducción: Raúl Cámara