DIOS DIJO:
Ustedes son cómplices del ego o de Mí. En algún lugar a lo largo de la línea hay una elección que hacen. Se alinean con ustedes mismos. Es su elección. Ya no piensen más que sus opciones les son impuestas con engaño. Ustedes son el elector de la línea donde quieren ir. En cualquier línea, pueden salir de ella o entrar en otra. No hay pérdida. Porque hayan ido en un camino no quiere decir que no puedan ir hacia otro. Pueden dejar una línea donde hayan estado, un sendero donde hayan caminado. Ya no tienen que continuar en él.
Están comprometidos solamente con el amor. No hay nada que tenga que estar en su camino. Si algo siempre ha estado en su camino, no significa que tiene que permanecer. Solamente déjenlo donde está. Permanezcan donde verdaderamente están, eso es en Mí corazón. No alejen el amor. Precipítense a él y abrácenlo.
Yo no los arrojé del Jardín del Edén. Ustedes solos se sacaron. El ego tomó tal posesión de ustedes que se desconcertaron. Todo desconcierto es ego, amados. El ego los involucra en las apariencias. Se substituye a sí mismo por el amor, y podría disuadirlos del amor, como si el amor en lugar del ego fuera un desperdicio de tiempo.
El ego simularía ser el mismo el que los hace a ustedes importantes, pero el ego es un maestro del engaño. El ego los hace poco importantes. Les quita la identidad y los convierte en un tomate rojo, rechoncho y suave, explotando fuera de su piel. La vida revienta las burbujas del ego. El ego los inflama solamente para romper sus promesas. El ego los derribará cada vez. No sean conductores de ego. Sean conductores del amor. Sean entusiastas en promulgar el amor. Olviden el ego. Olvídense de ustedes mismos. Recuerden el amor. Olviden todo lo demás, pero recuerden el amor.
Den amor tan fácilmente como la lluvia cae del cielo. Den amor tan fácilmente como el sol brilla. Den amor sin importar nada. Eso es todo lo que tienen que dar, amados, y eso es el todo. El amor dado es amor recibido. Apaguen el fuego del ego con amor. No le den al ego el tiempo del día. Es fácil reducir el ego a cenizas, porque las cenizas no tienen sustancia. Ese es justo el punto. Dejen al ego echarse un clavado. Déjenlo regresar de donde vino. Vino de un concurso que su mente realizó. No hay concursos, queridos. No hay nada contra lo que el ego pueda ganar. El amor no peleará ni aún con el ego. No están en la misma clase.
Oh, queridos, decidan amar esta mañana. Decídanlo de una vez por todas. Digan, “Aquí” al amor. Levanten su mano por el amor. Voten por el amor. No voten por el ego. Al contrario prescindan de él. Pisotéenlo. No lo necesitan.
El ego les persuadiría de que deben montar en el frente de su camión cuando ustedes no tienen que montar en el camión para nada. Al contrario monten en el amor. No tendrán ni que sostenerse de las correas porque el amor es gracia y amor, y, una vez seleccionado, no saldrán de la gracia y el amor. Es todo ilusión que ustedes pueden. Eso es con lo que el burlador ego los llena—ilusión hasta el mango. El único modo de que el ego puede sacar fuera al amor es con ilusión.
Pero ahora ustedes están listos acerca del ego. No caerán en sus garras más. Saldrán del ego y no le permitirán interferir. Ahora ustedes son alguien que camina con amor y solamente amor, y el amor sólo está. Párense en el amor, párense por el amor, y no se paren para el ego otra vez más. No caigan en las tácticas del ego, queridos. Elévense al amor, y el ego dejará de pellizcar sus talones suficientemente pronto. El ego no tiene opción sólo salir cuando han tenido suficiente de él. Digan cuando.